
Enclavado en un rincón remoto de Turquía, a unos 725 kilómetros de la vibrante Estambul, se encuentra el pequeño pueblo de Gokova.
Con apenas 120 habitantes, esta comunidad vive inmersa en un silencio peculiar: la mitad de sus residentes, incluyendo los recién nacidos, nacen con la incapacidad de oír y hablar.
Esta situación, que desconcierta a propios y extraños, ha llevado a los habitantes a comunicarse principalmente a través del lenguaje de señas.
El alcalde local, Eyup Tozn, relata cómo la comunidad ha aprendido a desenvolverse utilizando señas para entenderse entre sí.
Sin embargo, reconoce las dificultades que enfrentan quienes llegan de fuera para comunicarse con ellos.
"Hemos aprendido a confiar en el lenguaje de señas entre nosotros", explica Tozn, quien también lamenta que "ya casi no queda habitantes sanos", según declaraciones recogidas por el medio local Hürriyet.
La causa de esta alta incidencia de sordomudez sigue siendo un misterio para la propia población.
Endogamia o contaminación: Las teorías que circulan en Gokova
Sati Tozun, una residente de Gokova, comparte su experiencia personal: "Tengo cuatro hijos con discapacidades y uno de ellos tiene tres hijos, todos sordos y mudos".
Esta realidad se repite en muchas familias del pueblo. La propia Tozun señala que su cuñada también tiene hijos con ambas discapacidades, lo que la lleva a afirmar: "Este pueblo está completamente deshabilitado".
Ante la falta de una explicación oficial, los habitantes de Gokova han elaborado sus propias teorías.
Una de las más extendidas apunta a la endogamia, es decir, los matrimonios entre familiares, como posible causa de estas discapacidades.
Sin embargo, otros vecinos sostienen que podrían haber sido víctimas de envenenamiento a través del agua potable, señalando la contaminación con hierro y arsénico, así como los desechos industriales, como posibles factores desencadenantes de la sordera. Esta última teoría es vista por algunos como una preocupante advertencia para la humanidad.
"Creo que esto no se debe a los matrimonios mixtos, sino a las fuentes de agua no saludables", afirma categóricamente el alcalde Eyup Tozn. Según el medio local, los primeros casos de esta condición se reportaron alrededor de 2012, cuando las autoridades observaron patrones familiares inusuales.
Otro residente de Gokova, Rahmi Cizin, describe la difícil situación que viven: "no tienen acceso a agua limpia" y lamenta que "la tasa de discapacidad de su barrio es muy alta", añadiendo con preocupación: "Todos acá necesitan cuidados".
Aunque a Gokova se le conoce por sus paisajes montañosos y aguas turquesas, la posible contaminación de sus fuentes de agua con metales pesados y residuos químicos industriales se perfila como una de las hipótesis más fuertes para explicar este fenómeno que mantiene en vilo a sus habitantes y a la comunidad científica. La búsqueda de respuestas continúa para desvelar el enigma que envuelve al silencioso pueblo de Gokova.