
El 14 de abril de 1983, David Bowie dio un giro inesperado en su carrera con Let's Dance, su decimoquinto álbum de estudio.
El disco, producido por Nile Rodgers, líder de Chic, representó un cambio radical hacia el pop bailable y se transformó en un fenómeno comercial global.
Alcanzó el número uno en Reino Unido, Estados Unidos y otros países, y vendió más de 10 millones de copias en todo el mundo.
"Let's Dance no fue la corriente principal. Fue prácticamente un nuevo tipo de híbrido, usando la guitarra de blues-rock en un formato de baile. No había nada más que realmente sonara así en ese momento", explicó el propio Bowie, reconociendo su impacto.
El disco contiene algunos de los mayores éxitos de su carrera: Let's Dance, China Girl (coescrita con Iggy Pop) y Modern Love. Además, destaca Cat People (Putting Out Fire), incluida en la película del mismo nombre, y la balada Without You.
Let's Dance: producción veloz, guitarras icónicas y reinvención visual
David Bowie optó por Nile Rodgers como productor en lugar de su colaborador habitual, Tony Visconti, buscando conscientemente un sonido más accesible.
Según Rodgers, Bowie llegó con una imagen clara: "Nile, cariño, así es como quiero que suene mi álbum", dijo mostrándole una foto de Little Richard en un Cadillac rojo.
La grabación fue rápida: apenas 17 días. Bowie no tocó ningún instrumento, y la guitarra principal estuvo a cargo de un joven Stevie Ray Vaughan, a quien descubrió en el Festival de Jazz de Montreux en 1982.
"Probablemente no había estado tan entusiasmado con un guitarrista desde que vi a Jeff Beck con The Tridents", confesó Bowie.
Aunque el éxito del disco lo llevó a audiencias más masivas, también lo colocó en una encrucijada artística. "Después de unos años sentí que me había estancado", admitió más tarde. El músico terminaría calificando la etapa siguiente como sus "años de Phil Collins", en referencia a una búsqueda más comercial que artística.
Impacto, críticas y legado
Let's Dance fue nominado al Grammy como Álbum del Año en 1984 (perdió ante Thriller de Michael Jackson). La crítica fue variada: Rolling Stone lo describió como “la conclusión de, posiblemente, la mejor carrera de 14 años en la historia del rock”, mientras que otros lo vieron como “superficialmente profesional”.
A pesar de esas diferencias, el álbum fue reevaluado con el paso del tiempo y reconocido por su audaz fusión de estilos y por su papel en llevar a Bowie a las masas.
En 1989, Rolling Stone lo incluyó en su lista de los 100 mejores álbumes de los años ochenta, y en 2013 NME lo ubicó en el puesto 296 de los 500 mejores de todos los tiempos.