
El 4 de marzo de 1966, el mundo musical se estremecía con unas declaraciones de John Lennon que pusieron en jaque la carrera de The Beatles.
En una entrevista con la periodista Maureen Cleave, el músico británico pronunció una frase que, sin saberlo, desataría una ola de indignación y amenazas contra la banda: "Somos más populares que Jesús ahora".
John Lennon: de la reflexión espiritual a la tormenta mediática
En 1966, The Beatles vivían un momento de éxito arrollador, pero Lennon, interesado en la espiritualidad y la religión, se encontraba en una fase de reflexión personal.
Durante la entrevista, Lennon compartió con Cleave sus observaciones sobre el declive del cristianismo: "El cristianismo desaparecerá", afirmó, "Tengo razón y se demostrará que tengo razón". Y añadió la frase que encendería la polémica: "Somos más populares que Jesús ahora".
Completó su reflexión con "Jesús estaba bien, pero sus discípulos eran groseros y ordinarios".
Inicialmente, el artículo publicado en Londres pasó desapercibido.
Sin embargo, cinco meses después, una revista estadounidense rescató la cita, publicándola fuera de contexto.
La reacción no se hizo esperar: grupos cristianos organizaron boicots, radios dejaron de emitir su música y se quemaron públicamente discos de The Beatles.
Las manifestaciones se multiplicaron, con pancartas que rezaban "Jesús murió por ti, John Lennon" y "John Lennon es Satán".
Disculpas y consecuencias: el fin de una era beatlemania
Ante el caos desatado y a punto de comenzar una gira crucial por Estados Unidos, el mánager Brian Epstein intentó minimizar las declaraciones.
La periodista Maureen Cleave también aclaró que Lennon "no estaba comparando a los Beatles con Cristo", sino "considerando lo débil que era el estado del cristianismo".
Desesperado por apaciguar la situación, Epstein emitió un comunicado explicando que Lennon solo quería señalar "que el efecto de los Beatles parecía ser, para él, más inmediato sobre la generación más joven".
Al llegar a EE.UU., Lennon ofreció una conferencia de prensa, intentando rebajar la tensión con humor: "Si hubiera dicho, 'la televisión es más popular que Jesús', ¡podría haberme salido con la mía!".
Pero ante la persistencia de las protestas, Lennon se vio obligado a pedir disculpas públicamente: "No soy anti-Dios, anti-Cristo o anti-religión", declaró.
"No estaba atacando a Jesús ni diciendo que somos mejores que él. Simplemente hablaba del impacto de la banda en la juventud. Pido disculpas si eso los hace felices. Todavía no sé muy bien qué hice. Intenté explicar lo que hice, pero si quieres que me disculpe, si eso te hace feliz, entonces... Está bien, lo siento".
Para Lennon, la experiencia fue traumática y marcó un punto de inflexión. "No quería volver de gira, especialmente después de haber sido acusado de crucificar a Jesús", confesó, según recoge El País.
La gira de 1966 se convirtió en la última de The Beatles ante un público de pago.
Años después, un fan perturbado por aquellas declaraciones, Mark David Chapman, asesinaría a John Lennon en 1980, convirtiéndolo, irónicamente, en el "primer mártir del rock".