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RESEÑA: Fito Páez en Chile, un viaje emocional por sus 40 años de trayectoria

Con los discos Del 63 y Circo Beat como protagonistas, el ícono del rock argentino ofreció una noche llena de nostalgia, energía y emociones.

Fito Alvaro
@catafmb

Este martes 10, el Movistar Arena de Santiago fue el epicentro de una noche mágica con Fito Páez, el legendario ícono del rock argentino, quien regresó al país con su aclamado espectáculo PAEZ4030.

Este show único celebró dos hitos fundamentales de su carrera: los 40 años de Del 63, su primer álbum, y los 30 años de Circo Beat, el disco que marcó una época en los años 90.

La propuesta no podría ser más especial: interpretar en su totalidad ambos discos. Este ambicioso recorrido musical llevó a los asistentes por una montaña rusa de emociones, desde los tonos introspectivos de Del 63 hasta la vibrante y colorida energía de Circo Beat.

La primera parte del concierto estuvo dedicada a Del 63, un álbum íntimo y nostálgico que marcó los inicios de Fito en la música. Sentado al piano y con un traje reluciente, el rosarino transportó al público a los años '80.

Canciones como Tres agujas, Rumba del piano, y Un rosarino en Budapest evocaron memorias de juventud y el espíritu de una época marcada por la sensibilidad poética de Páez.

Tras un breve intermedio, el escenario cambió de tono con la explosión de energía que trajo Circo Beat. Desde el primer acorde de la canción homónima, el Movistar Arena se llenó de luces y coros colectivos. Temas emblemáticos como Mariposa tecknicolor, Nada del mundo real, y El jardín donde vuelan los mares desataron una verdadera fiesta, mientras que las baladas como She's Mine tocaron fibras más íntimas.

El encore: un cierre para la historia

Como broche de oro, Fito invitó al escenario a Álvaro Henríquez, líder de Los Tres. La dupla hizo estallar al Movistar Arena, que hasta entonces se había mantenido en silencio para deleitarse con la música de Fito.

Apenas sonaron los primeros acordes de Déjate Caer, el público gritó eufórico. Los asistentes no podían creer la histórica colaboración que estaban presenciando. La voz de Fito se mezcló perfectamente con la canción del grupo chileno, y deleitó con su interpretación.

Para cerrar, Páez y Henríquez interpretaron Ciudad de pobres corazones, un clásico visceral que resonó con toda su fuerza en el recinto. El guitarrista de la banda de Fito deslumbró con un impresionante solo, y junto al vocalista de Los Tres hicieron temblar el Movistar Arena.

Una noche para recordar

El espectáculo no solo fue un recorrido por la carrera de uno de los grandes del género, sino también un testimonio de la atemporalidad de su música. Cada canción fue coreada con devoción, desde los asistentes que crecieron con Del 63 hasta quienes descubrieron a Fito a través de Circo Beat.

La impecable producción, con un sonido de alta calidad y proyecciones visuales que acompañaron cada tema, sumó un elemento adicional de grandeza a la velada. Además, la energía y carisma de Fito Páez en el escenario mantuvieron al público cautivado durante toda la presentación.


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