La navidad en Chile no siempre ha sido igual. El pavo al horno, los pinos, las coloridas luces y las ferias navideñas son solo algunas de las tradiciones que con el paso del tiempo se han ido incorporando a nuestra identidad.
Sobre la evolución de esta fiesta religiosa y cultural en nuestro país, conversó el director de Licenciatura en Historia de la Universidad Andrés Bello, Eduardo Muñoz, en “Nada es Tan Grave”.
Si bien la mayoría asocia la navidad con el cristianismo, el experto explicó que en el caso chileno la herencia de tradiciones proviene principalmente del ámbito hispano-romano. Este fue traído por los conquistadores a América en el siglo XV. Por ello, tiene raíces paganas y una fusión de elementos provenientes de otras fiestas.
Desde una perspectiva histórica, la fecha de la Navidad coincide con los saturnales en Roma alrededor del siglo IV. Esta fiesta pagana se celebraba en honor a Saturno en el solsticio de invierno y consistía en el intercambio de regalos.
“Lo que hizo la iglesia cuando fue considerada como la religión oficial en Roma, fue tomar los rituales romanos y adaptarlos al pensamiento cristiano. Entendiendo Jesucristo como luz que resistía al día más oscuro del hemisferio norte”, añadió el historiador.
¿De dónde viene la navidad que conocemos hoy?
La navidad ha sido una muestra de globalización a lo largo del tiempo. El típico árbol de navidad es un ejemplo del sincretismo cultural. Este adorno tiene sus raíces en las culturas nórdicas, para quienes era un elemento sagrado.
La iglesia lo incorporó más tarde, principalmente debido a los procesos de cristianización.
Según explicó Muñoz, “para el caso de América y Chile, recién el árbol empieza a incorporarse dentro del imaginario colectivo a comienzos del siglo XX, propiciado por el contacto del país con Estados Unidos”.
El proceso de industrialización del siglo XX implicó también transformaciones culturales, y el paso al rol protagónico de los regalos en estas fechas.
Junto con un cambio de noción respecto a las infancias. “Se comienza a construir un imaginario en torno al juego, el cuidado de los niños y comienza a construirse toda una industria en torno a ello”, añadió el doctor en historia.
Por esa razón, los regalos que alguna vez fueron flores y frutas cambiaron. “Esos juguetes tuvieron un sentido modernizante, porque la mayoría eran vehículos para niños, muñecas y trenes que eran el símbolo del progreso”, mencionó.