El 7 de diciembre de 2015, David Bowie hizo su última aparición pública en la premiere de Lazarus, el musical inspirado en su obra, protagonizado por Michael C. Hall.
Con su característica elegancia y una sonrisa discreta, Bowie saludó a la audiencia, ignorando que sería la última vez que el mundo lo vería en un evento público.
Casi un mes después, el 10 de enero de 2016, Bowie falleció a los 69 años tras una batalla privada contra un cáncer de hígado.
Su muerte ocurrió apenas dos días después del lanzamiento de Blackstar, un álbum cargado de simbolismo que, con el tiempo, se ha interpretado como su mensaje de despedida al mundo.
Una lucha silenciosa
Bowie fue diagnosticado con cáncer de hígado a mediados de 2014, una información que mantuvo en estricta confidencialidad.
Solo compartió su estado de salud con su familia y un círculo muy cercano de colaboradores. Como Tony Visconti, su amigo de años y productor de Blackstar.
Visconti reveló que, en 2015, Bowie estaba recibiendo quimioterapia. El tratamiento lo dejó completamente calvo, aunque nunca permitió que su enfermedad interfiriera con su arte.
"David convirtió su muerte en una obra de arte. Nos dejó Blackstar. Un regalo para interpretar en el momento de su partida", comentó Visconti tras el fallecimiento del artista.
Sin embargo, muchos de sus antiguos colaboradores, entre ellos Brian Eno, Nile Rodgers e Iggy Pop, no supieron sobre su condición hasta el anuncio de su muerte. Esto causó sorpresa y dolor en la industria musical.
Blackstar y el mensaje final
El último álbum de Bowie fue un proyecto enigmático que parecía contener pistas sobre su estado de salud.
Canciones como Lazarus y el video que la acompañó, donde el artista aparece en una cama de hospital, resonaron con una nueva profundidad tras su muerte.
Durante la filmación del video de Lazarus, en noviembre de 2015, Bowie tomó la decisión de detener su tratamiento contra el cáncer al enterarse de que su enfermedad era terminal.
En esos momentos finales, Bowie continuó trabajando con el mismo compromiso que lo caracterizó durante su carrera, transformando su partida en una experiencia artística inolvidable.