En un giro impactante en el caso de la muerte del querido actor Matthew Perry, conocido por su papel icónico como Chandler Bing en Friends, su asistente personal, Kenneth Iwamasa, se declaró culpable de un cargo de conspiración para distribuir ketamina, según informó The New York Times.
Las autoridades indicaron que Iwamasa, de 59 años, confesó haber administrado repetidamente la sustancia al actor, incluidas múltiples inyecciones el mismo día en que Perry falleció.
Detalles escalofriantes del caso
Según los documentos presentados en un tribunal federal en California, los fiscales alegan que Iwamasa no actuó solo.
Se le acusa de haber conspirado junto con un conocido, dos médicos y un traficante de drogas para proporcionar grandes cantidades de ketamina a Perry, quien había luchado durante mucho tiempo con problemas de abuso de sustancias.
La acusación formal detalla cómo Jasveen Sangha, apodada "la Reina de la Ketamina", y Salvador Plasencia, un médico de un centro de atención de urgencias conocido como "Dr. P", desempeñaron roles clave en la distribución de la droga.
Sangha supuestamente operaba una "casa de escondite" en North Hollywood. Mientras que Plasencia facilitaba el suministro de la ketamina a Perry, a pesar de estar al tanto de su historial de adicción.
Implicaciones legales y autopsia de Matthew Perry
De acuerdo con The New York Times, los cargos contra los implicados son graves e incluyen conspiración para distribuir ketamina, distribución que resultó en muerte. Posesión con intención de distribuir metanfetamina, y alteración y falsificación de registros relacionados con la investigación federal.
El informe de la autopsia de Perry había revelado previamente que el actor estaba recibiendo terapia de infusión de ketamina. Se trata de un tratamiento que se utiliza para tratar la depresión resistente a otros tratamientos.
Sin embargo, los niveles de la droga encontrados en su organismo en el momento de su muerte no correspondían a su última sesión de terapia. Esta se realizó más de una semana antes.
La autopsia determinó que la cantidad de ketamina presente en su sangre era suficiente para inducir anestesia general. Esto confirma la severidad de la dosis administrada el día de su fallecimiento.