El 16 de agosto de 1977, el mundo de la música se paralizaba con la noticia del fallecimiento de Elvis Presley.
El Rey del Rock and Roll, a sus 42 años, nos dejaba un legado musical y cultural que trascendería generaciones.
Nacido en Tupelo, Mississippi, en 1935, Elvis Presley revolucionó la industria musical con su estilo único que combinaba rock, country y rhythm and blues.
Su voz inconfundible, sus movimientos de cadera y su carisma lo convirtieron en un ícono de la juventud de los años 50 y 60.
El ascenso meteórico de una estrella
Sus inicios en la música se remontan a mediados de los años 50, cuando comenzó a grabar en Sun Records.
Con éxitos como Heartbreak Hotel y Hound Dog, Presley se convirtió rápidamente en una sensación mundial.
Su firma con RCA Records en 1955 consolidó su posición como la máxima estrella del rock and roll.
A lo largo de su carrera, Elvis Presley grabó numerosos álbumes y sencillos que se convirtieron en clásicos instantáneos.
Su música trascendía géneros y conquistaba a audiencias de todas las edades.
Elvis Presley no solo fue un éxito en la música, también incursionó en el cine, participando en 36 películas y grabando 15 álbumes. Su talento fue reconocido con 14 nominaciones al Grammy, de las cuales ganó tres.
Pero más allá de los premios, fue su capacidad para conectar con el público lo que cimentó su estatus de leyenda.
Durante su carrera, vendió alrededor de 400 millones de copias en todo el mundo, convirtiéndose en uno de los artistas más vendidos de todos los tiempos.
El legado de Presley también se mide en números impresionantes: aún ostenta récords como el artista con más álbumes en el Billboard 200, y la mayor cantidad de discos y singles de un solista en llegar al número uno en el Reino Unido.
Su impacto en la cultura popular es innegable. Elvis Presley fue mucho más que un cantante, fue un icono, un símbolo de rebeldía y libertad.