“Curioso” es la palabra con la que Marco Silva (57) se define a sí mismo. Un alma que desde la juventud se enamoró de la radio cuando a los catorce años participó como control de la emisora escolar.
Marco nació en Temuco, ciudad de la que emigró a corta edad con dirección hacia la capital. Un niño explorador que era “un dolor de cabeza constante” para sus padres por sus vívidas preguntas y chistes constantes. Su adaptación en Santiago no fue nada fácil, sobre todo en el colegio. Las molestias constantes de sus compañeros se transformaron en bullying, del cual Silva asegura que influyó en su personalidad más introvertida. Incluso, utilizó el humor como un escudo para afrontar la rudeza de la gran metrópolis.
Años después, estudió Diseño esperando acercarse al mundo del cine, carrera que en ese entonces no estaba disponible para Silva. Dicha profesión lo llevó a trabajar en diferentes revistas y medios nacionales. Incluso, llegó a ser director creativo de reconocidos medios chilenos de prensa escrita y de la antigua Revista Rock & Pop y del Canal 2 Rock & Pop.
Finalmente, Marco partió como panelista de radio y de programas de televisión, consolidándose como comunicador. Con los medios de comunicación como nueva carrera, Marco comenzó a estar frente al micrófono y a desarrollar consultorías en paralelo, algo que hace hasta la actualidad con el “doble rol”, como le llama.
“Cuando llegué a los medios empecé a hacer personajes”, recuerda sobre su primera misión en un programa radial. Algo que concuerda con su personalidad divertida y extrovertida que mantiene desde la infancia.
“Siempre he hecho lo que he querido. Trabajo en lo que me gusta, me pagan por ser creativo, leo y escribo mucho”, afirma el oriundo de Temuco. Esta pasión por su carrera es lo que hace que no tenga tanta diferencia entre sus pasatiempos y su trabajo.
Las palabras, el cine, el dibujo y otras actividades son algunas de las cosas que más disfruta hacer tanto en la tranquilidad del hogar, como en la oficina. “Tengo muchos intereses y no los quiero abandonar. Soy disperso, horizontal y no vertical”, asegura.
A pesar de la personalidad histriónica que lleva todos los días al estudio de Radio Concierto, el comunicador también asegura tener un lado más introvertido que se desarrolla con naturalidad en su hogar junto a cercanos. Ser padre es una faceta que disfruta al máximo, así como compartir sus pasatiempos con sus hijos y Carla, su esposa. “Es el síndrome de hijo único”, explica.
Marco Silva en Concierto
Sobre su trayectoria de casi cuarenta años en las comunicaciones, Marco Silva evalúa que su esencia se ha mantenido con el paso de los años. “Me siento como un viejo músico. Un tipo que lleva muchos años tocando, así me siento”, confiesa.
En su llegada a la casa de las grandes canciones como conductor del programa matutino informativo y divertido, Nada Es Tan Grave, trajo consigo lo mejor de sí mismo. “En estas pegas uno disfruta lo que hace, llegas con ganas de ir a trabajar, sobre todo en estas donde uno sale temprano. Si no lo vas a pasar bien, es un sufrimiento”.
Marco Silva también asegura que el valor humano tiene una gran relevancia para poder realizar el trabajo. “En la radio y en los medios el tema es generar elencos, generar bandas. Gente que tiene química y que hay efectos creativos, que se producen con un grupo, y que van a salir juntos”, explicó.
Esto mismo es lo que logró junto a Maria Elena Dressel, su “compañera de labores”, como suele llamarla. Aunque ambos se conocían de años, no habían coincidido hasta su llegada a Concierto. “Fue una química muy rápida. Es como tocar en una banda, de repente entre el guitarrista y el cantante es un ensamble. Eso es muy difícil que pase, pero aquí pasó”, afirma sobre la dupla.
En cuanto a lo que más disfruta de su trabajo, Marco reafirma que se trata de la parte creativa y el contacto con la gente. “Que la gente se enamore de tu trabajo es gratificante. Estar tocando una parte más humana”, sentenció.