Cuarenta minutos previo al inicio del show de la banda Interpol en el Teatro Caupolicán, Chini.png, tocaba sobre el escenario frente a un público amable que ya llenaba cancha casi en su totalidad.
A las 21:00 horas en punto, el lugar desbordaba ansioso y ni un alfiler podía entrar. Paul Banks, Daniel Kessler y Sam Fogarino subieron al escenario para celebrar el aniversario de sus álbumes Turn On The Bright Lights (2002) y Antics (2004) frente a un hambriento público que les hacía saber cuánto los extrañaban tras dos años de ausencia en nuestro país.
Con declives puntuales como un sonido algo abrumador y exceso de humo que dificultaba la visión de los artistas, Interpol hizo saltar y corear a los asistentes por alrededor de una hora y cuarenta minutos. Acompañados, por supuesto, de un espectáculo de luces que se reflejaban en la bola disco que transformó el teatro en una pista de baile.
Íntimo y alocado concierto de Interpol en Santiago
Tras el show del jueves 30 de mayo en Viña del Mar, los fanáticos pudieron hacerse una idea de lo que sería el Teatro Caupolicán. Sin embargo, el trío de músicos quiso sorprender a sus seguidores enrocando las canciones durante todo el espectáculo. De esta forma, las personas no sabían exactamente cuál era la canción que venía a continuación y con eso, la emoción fue aumentando.
El lugar fue justo y preciso para la banda, quienes si bien no son muy ávidos a moverse sobre el escenario, lograron transmitir la energía que sentían convirtiendo al público en eufóricas piezas claves para complementar cada tonada. Incluso, las plateas estaban completas de pie en un afán de ver mejor a la agrupación.
Canciones como 'Evil', 'Slow Hands', 'Stella Was a Diver and She Was Always Down' y 'Obstacle 1' fueron puntos altos difíciles de olvidar que se unieron a íntimos momentos como con 'Specialists' 'Take You in a Cruise' y 'A Time to Be So Small'.
Tal vez fue la madurez del público que se encontraba allí para rememorar grandes canciones de su vida, pero sin lugar a dudas su paso por Santiago fue la mezcla perfecta entre un concierto pensado para hacer vibrar a fanáticos, como para simplemente disfrutar de un buen show.