Cuando uno piensa en Brasil automáticamente se imagina las playas de ciudades como Rio de Janeiro o el turismo en Sao Paulo. Sin embargo, una de las joyas ocultas del turismo brasileño es su capital: Brasilia.
Con una amplia oferta gastronómica, la laguna artificial más grande Latinoamérica, a solo minutos de la naturaleza y declarada Patrimonio Histórico y Cultural de la Humanidad por la Unesco en 1987, esta moderna metrópolis es sin duda un imperdible del país sudamericano.
Fundada en 1960, con un plano de Lúcio Costa y edificios del renombrado Oscar Niemeyer, Brasilia parece de otro planeta. Sus construcciones son modernas y está todo fríamente calculado con un plano regulador sorprendente. A diferencia de la mayoría de las grandes ciudades latinas, Brasilia fue un proyecto planeado y no que fue creciendo mediante las necesidades de la población.
Aunque antes llegar a la capital de Brasil era más complejo, Latam Airlines acaba de inaugurar un vuelo directo desde Santiago de Chile a Brasilia que tarda solo cinco horas y que saldrán los días martes, jueves y sábado. “Esta oferta es más conveniente desde el lado económico y mucho más cómoda, porque permite estar en cinco horas allá versus ocho que podría tardar si se realiza escala en Sao Paulo. Brasilia es un importante hub de conexión para el grupo, porque se puede llegar a destinos turísticos muy apetecidos del nordeste de Brasil como Salvador, Recife, Fortaleza, João Pessoa y Manaus”, explicó Juan José Tohá, director de Asuntos Corporativos de Latam.
En la ciudad encontrarás de todo. Desde panoramas en su hermosa laguna, la cual está rodeada de exquisitos restaurantes de todo tipo, hasta impresionantes cascadas que están a solo una hora de la ciudad en Chapada Imperial.
Las bondades de Brasilia
Brasilia parece un escenario y cualquiera puede ser el protagonista de esta obra. La ciudad ofrece muchos panoramas y maneras de recorrerla; incluso se pueden tomar un tour en bicicleta por la zona monumental que duran entre tres y cinco horas, para conocer toda la historia de Brasilia. A precios módicos y excelentes guías turísticos está Camello Bikes, en el sector hotelero sur.
La metrópolis brasileña tiene un clima seco y caluroso. En pleno invierno las temperaturas llegan hasta 28 grados, pero gracias a su laguna se siente algo de humedad y ayuda con la sensación térmica.
Otro panorama imperdible son las cascadas de Chapada Imperial, las cuales son simplemente increíbles y Embratur puede organizar un excelente paseo con sus guías de primer nivel. Con un agua cristalina y una temperatura exquisita, las cascadas son una opción perfecta para olvidarse del calor. Además de estar a solo una hora de Brasilia, este espacio ofrece recorrer el sector más silvestre con un camión al aire libre y se puede conocer la flora y fauna del lugar. Aunque ojo, hay partes que requieren de caminar y puede resultar un poco agotador.
Más que una capital política, una capital cultural
Brasilia es más que negocios y un centro de política. Si bien es donde están los tres poderes del estado brasileño y hogar del Presidente, posee también una oferta nocturna variada y entretenida. La fiesta, a diferencia de Chile, comienza cerca de las 21:00 horas. La mayoría de sus clubs ofrecen música en vivo y de todo tipo, algo que se agradece. Sus tragos van desde la típica cachaza hasta una abundante propuesta de vinos y espumantes.
Para comer, Brasilia ofrece topo tipo de cocina. Uno de sus restaurantes más especiales es Coco Mambu, ubicado al borde de la laguna y que se especializa en platos a base de camarón. Su cremosos con camarones rellenos es un imperdible. También está Mané Mercado al costado del Estadio de Brasilia, un lugar donde encontrarás una amplia oferta de gastronomía típica pero también internacional. En Baco, por ejemplo, mezclan preparaciones italianas con brasileñas. Simplemente una delicia.
Otros puntos importantes de la capital son su seguridad y transporte. Al ser una ciudad planificada y hecha para vehículos, es muy fácil y expedito moverse de un punto a otro. Las carreteras son grandes y está todo conectado. Por otro lado, es una metrópolis bastante segura y con bajos niveles de delincuencia debido a su monitoreo y fuerzas policiales, algo que no ocurre en otras partes más peligrosas de Brasil.