Russell Crowe siempre ha hecho muchas de sus acrobacias. Pero hubo un "pequeño percance" en el rodaje de Robin Hood de 2010 que más tarde se convirtió en algo mucho mayor.
"Salté desde la puerta de un castillo a un terreno irregular y duro como una roca", cuenta el ganador del Oscar, de 59 años. "Deberíamos haber preparado el terreno y enterrado una almohadilla, pero teníamos prisa por terminar la toma con la luz mortecina".
Crowe, que actualmente protagoniza el nuevo thriller de acción Land of Bad, no se dio cuenta de lo peligroso de la situación hasta que estuvo a punto de saltar.
"Con cientos de extras alrededor, flechas volando y ollas ardiendo prendiendo fuego al castillo, no había forma de retirarse", recuerda. "Mientras saltaba, recuerdo que pensé: 'Esto va a doler'".
El actor, que intentaba apoyarse en las puntas de los pies para amortiguar el impacto, sintió que sus talones golpeaban primero el suelo irregular. "Fue como una descarga eléctrica que me recorrió el cuerpo", dice. "Estábamos rodando una gran película, así que uno se las apaña, pero el último mes de ese trabajo fue muy complicado. Hubo varias semanas en las que incluso caminar era un reto".
Crowe "nunca habló de la lesión con la producción, nunca se tomó un día libre por ello, simplemente seguía yendo a trabajar", añade.
No se dio cuenta hasta 10 años después
Una década después, Crowe empezó a tener lo que él llama "dolores muy extraños" en la parte inferior de las piernas, así que fue al médico para que le hicieran una resonancia magnética y radiografías.
La estrella se quedó de piedra cuando el médico miró las radiografías y le preguntó: "¿Cuándo te rompiste las piernas?". "Al parecer, pudo ver restos de fracturas en ambas tibias", dice Crowe. "Para refrescarme la memoria me dijo: "¿Habría sido hace unos 10 años?".
Russell Crowe recordó inmediatamente que había saltado en el set de Robin Hood. "Al parecer, acabé esa película con dos piernas rotas", añade. "Todo por el arte. Sin escayola, sin férulas, sin analgésicos, sólo seguí yendo a trabajar y con el tiempo se curaron solas".
Echando la vista atrás, el actor se dio cuenta de que tras finalizar el rodaje en 2009, se tomó un año sabático y no volvió a trabajar hasta que firmó para El hombre de acero de 2013.
"En retrospectiva, obviamente sabía que algo iba mal", dice. "Ser el padre kriptoniano de Superman eran seis meses de entrenamiento físico increíblemente intenso. Entre el tiempo libre y ese entrenamiento, las cosas se arreglaron solas".