Andrea Bocelli se presentará en la edición 63° del Festival Internacional de la Canción de Viña del Mar. Y, aunque para muchos le es familiar la historia del tenor italiano, pocos saben sobre la enfermedad que le significó la pérdida de su visión a temprana edad.
Nació el 22 de septiembre de 1958 en Lajatico, un pueblo de la campiña Toscana. Antes de nacer, doctores les explicaron a sus padres Alessandro y Edi Bocelli, que su hijo nacería con una compleja enfermedad. Tanto así, que les sugirieron que lo mejor sería abortarlo. No obstante, decidieron conservarlo y, apenas nació, presentó problemas de visión y le fue diagnosticado un glaucoma congénito. Esta es una condición que causa daño al nervio óptico y, en caso de que no se trate, puede llevar a la ceguera.
Pasó el tiempo y, por un golpe que recibió en la cabeza durante un partido de fútbol, a sus 12 años, perdió su visión totalmente. A partir de ello, e impulsado por su determinación, no dejó que su condición marcara su destino y emprendió su carrera artística. Terminó la escuela y compatibilizó su pasión por la música con la carrera de Derecho en la Universidad de Pisa. Paralelo a sus últimos años de universidad, asistió a clases de canto con el maestro y gran tenor italiano Franco Corelli, y profundizó su técnica presentándose en diversos locales.
La vida de Bolecci luego de su diagnóstico
De ahí en adelante, Bocelli se ha convertido en un ejemplo para miles de personas, quienes se han referido a él como un ejemplo de inspiración en el mundo de la música y como un artista completo con un talento vocal excepcional.
El cantante, lejos de lamentar su situación, ha aprovechado sus canales para contribuir a aquellos que viven de forma similar. En 2011, creó la Fundación Andrea Bocelli, la cual se dedica a apoyar la investigación médica y proporcionar oportunidades educativas para personas con discapacidades.
Además, en una entrevista reciente, el multiinstrumentista compartió su perspectiva sobre la vida y las adversidades a las que se ha enfrentado: "Para mí, la fe es fundamental, es el centro de gravedad de mi vida, y afecta tanto a mi vida privada como a la profesional. Pero la fe no se adquiere a coste cero: como en el crecimiento en cualquier disciplina, la fe requiere compromiso, perseverancia, sacrificio".