Los graves incidentes ocurridos en la capital de Brasil, donde una turba de manifestantes llegó a los centros del poder, recuerda al asalto al Capitolio el 6 de enero del 2021. Este ocurrió dos semanas antes de la llegada de Joe Biden a la presidencia de Estados Unidos.
Para profundizar en la resonancia que deja esto en el resto de América Latina, en Mañana será otro día hablamos con el académico del Instituto de Estudios Internacionales de la Universidad de Chile, Gilberto Aranda.
Un golpe post moderno
"Yo lo evalúo como un golpe post moderno, donde mediante la mentira y la manipulación, se organizan manifestantes que transformados en turba terminan los símbolos del poder. Como es la Plaza de los Tres Poderes en Brasilia donde radica el Ejecutivo, el Legislativo y el Judicial".
Al menos 40 buses se movilizaron para llevar a estas personas, y "por lo tanto que hay un financiamiento que armó este resultado. Después de que durante semanas cientos de personas acamparon fuera de recintos militares y habían exigido la intervención de las Fuerzas Armadas por un resultado electoral que desconocen".
A diferencia de los golpes de estado clásicos, donde las FF.AA. siempre participan para atacar al corazón del poder, hoy los golpes de estado buscan "crear una inestabilidad para que las FF.AA. terminen de alguna manera imponiéndose, interviniendo, etcétera".
"Esto tiene que ver con la pérdida de la confianza de las instituciones democráticas. Hay una pérdida sostenida de credibilidad en la democracia, que sigue a los casos de corrupción. Los medios de comunicación muchas veces no distinguen entre la acción y las instituciones, y terminan englobando las instituciones. Esto hace posible que liderazgos tipo Bolsonaro, antisistema, con un discurso estridente, antipolítico, terminen llegando al poder".
"En Brasil es una polarización enorme que hace que una parte muy importante del país no crea en nada de lo que está pasando. Piensan que todo ha sido una trampa que le han tendido a su líder y están dispuestos a acciones como las que vimos ayer. Esto es bien delicado y de alguna manera es uno de los mayores desafíos que va a tener Lula, reconciliar a un país fracturado, polarizado".