Todo el mundo siempre dice que el perro es el "mejor amigo del hombre". Así lo dice el sentido común y también la ciencia. Y es que las que son probablemente las mascotas más queridas, mantienen una relación casi simbiótica con los humanos.
Es por lo mismo que los perros terapéuticos son ampliamente usados para ayudar a las personas que sufren diferentes condiciones tanto físicas, como psicológicas. Sin embargo, ¿por qué se siente tan bien estar con un perro? Ahora una investigación asegura que todo se debería a los químicos que suelta nuestro cerebro al estar con los caninos.
Al parecer, según reportó una investigación neurológica, compartir y acariciar a un perro activa las mismas partes del cerebro que se usan al momento de socializar con personas.
Una dinámica tan vieja como el tiempo
La corteza prefrontal se encuentra en la parte delantera de nuestro cerebro y juega un papel central en el pensamiento complejo, la toma de decisiones y la regulación emocional. Esta área se activa y entrena a través de interacciones sociales. Y ahora, a la lista de actividades que estimula esta parte del cerebro, se encuentra acariciar perros.
Según reportó IFL, los hallazgos provienen de investigadores dirigidos por Rahel Marti de la Universidad de Basilea en Suiza, quienes descubrieron que ver y tocar perros no solo activa la corteza prefrontal, sino que la mantiene activa incluso si el perro se va. Se descubrió que pasar tiempo con perros tiene un impacto positivo en la actividad cerebral de los participantes en esta región, lo que conduce a niveles de actividad cada vez más altos.
"El presente estudio demuestra que la actividad cerebral prefrontal en sujetos sanos aumentó con un aumento en la cercanía interaccional con un perro o un animal de peluche, pero especialmente en contacto con el perro, la activación es más fuerte. Esto indica que las interacciones con un perro pueden activar más procesos de atención y provocar una excitación emocional más fuerte", cerraron los autores del estudio.