Un hecho hasta el día de hoy duele a miles de chilenos es el lamentable accidente del Casa 212 Aviocar de la Fuerza Aérea de Chile (FACh) en Juan Fernández. En este fatal incidente, fallecieron un total de 21 personas, incluyendo al querido animador de televisión, Felipe Camiroaga. De acuerdo a un nuevo libro, habrían habido varias negligencias y "silencios acordados" en el accidente y en la investigación.
En Rock & Pop conversaron con Tania Tamayo, autora del libro El Gran Vuelo Terrible. Este relata, en una profunda y meticulosa investigación, los hechos del accidente ocurrido hace más de diez años.
"No querían hablar"
La investigación de la académica tomó dos años, entre entrevistas y viajes al lugar de la tragedia. Unas de las conclusiones más importantes del trabajo fue que no hubo investigaciones exhaustivas.
La periodista aseguró que: "Me pareció un poco impresentable que desde el comienzo fuera una historia como tragedia nacional". Esto la llevó a cuestionarse cómo se realizó el proceso de búsqueda.
Sin embargo, una de las cosas que más llama la atención, es que Tamayo asegura que los testimonios de pescadores y familiares de las víctimas fueron cruciales. "Si no hubiera sido por ellos, y solo por la Armada de Chile, hubiera sido mucho menor el resultado".
De hecho, la periodista sostuvo que desde la FACh "no querían hablar". Es por esto que tuvo que hacer entrevistas "en off" (no publicables). "Tiene que ver con una institución súper jerarquizada (...) Muchas personas que vivieron la situación, tenían información o fueron compañeros de la gente que ya no está e incluso desaparecieron (...) tenían miedo por (perder) lo laboral".
"Condiciones paupérrimas"
"Muy justificadamente, la gente tiene la sensación no de injusticia, pero sí de indiferencia", sostiene Tamayo. "De cómo el continente o las instituciones del Estado que debían desde siempre haber protegido y guardado nivelado por ejemplo ese aeródromo que tenia condiciones bien particulares y peligrosas, no fueron lo suficientemente considerados".
"La gente de la isla esta muy preocupada de que es un lugar a donde no se puede llegar", señaló la periodista. De esa forma, el libro busca establecer que "es un lugar que en 2011 habían condiciones paupérrimas en el aeródromo. Después del accidente, la Dirección General de Aeronáutica Civil se puso las pilas".
También asegura que "hay una sensación extraña de impunidad. Pero también más alla, de haber rescatado y haber sido ellos quienes ayudaban a quienes (realmente) debían ayudar".
"Silencio acordado"
El caso fue sobreseído en 2019 de la Justicia Militar. De hecho, según dice Tamayo, la institución negó "que ellos habían sido los que generaron la orden de vuelo o que directamente la Asociación (de Aeronáutica Civil) se las había solicitado a ellos". Y añade: "Todos niegan haber recibido o generado esa orden, ni al Ministerio de Defensa ni a la Armada".
Tamayo también hizo referencia a un "conflicto de interés". Esto, debido a que Felipe Cubillos, líder del Desafío Levantemos Chile y que falleció en el accidente, era cuñado del entonces ministro de Defensa, Andrés Allamand. Esta última autoridad del Gobierno de Sebastián Piñera, habría aprobado la orden del Comandante en Jefe de la FACh, Jorge Rojas.
Otro tema delicado es quien conducía el avión. Y es que según los informes, una de las pilotos que iba en la nave "fue indicada (oficialmente) como la que piloteaba". Esto incluso varios meses antes del despegue. "Cuando era otro muchacho (quien piloteaba), que era Juan Pablo Mallea, pero que tenía mucha más relación con el comando de la FACh".
Finalmente, la autora sostiene que en toda esta investigación "se mantuvo un silencio muy acordado" dentro de las autoridades. Además, las acusa negligencia por el accidente de Juan Fernández.