La ansiedad se puede manifestar de formas muy diferentes dependiendo de cada persona. Puede aparecer como ataques de pánico, altos niveles de estrés, o también cambios de humor demasiados bruscos. Pero hay una forma de este trastorno que puede pasar desapercibida: la Ansiedad de alto funcionamiento
¿Cuál es el problema?
Pero puede que esos síntomas se repitan con demasiada frecuencia, y tengas que hacer un esfuerzo por aparentar que estas "normal". A ese tipo de trastorno se le denomina ansiedad de “alta funcionalidad”, y es un peso con el que demasiada gente vive quizás sin saber.
Este tipo de trastorno es muy complicado de diagnosticar, en particular porque quienes lo padecen no creen tener un problema médico, ya que pueden “controlarlo” y llevar a cabo su vida "normalmente". Además, aunque tienen síntomas de ansiedad, creen que no necesitan acudir a un especialista, ya que se puede “resolver” fácilmente parando cinco minutos o autoconvenciéndose de que todo está bien.
¿Cuáles son los síntomas de la Ansiedad de alto funcionamiento?
Según la doctora Kati Morton en una entrevista con el portal Refinery29, para diagnosticar a una persona, con este trastorno, "tiene que mostrar al menos, tres síntomas de ansiedad en el plazo de seis meses”.
Entre los síntomas de que padeces ansiedad de “alta funcionalidad” se incluyen (entre otros) los síntomas de tipo físico (taquicardias, falta de aire, vómitos, mareos, insomnio, etc.); de tipo psicológico (agobio, inseguridad, temor a la muerte, etc.), de conducta (irritabilidad, bloqueos mentales, negatividad excesiva, etc.).
Conductas
Sin embargo, las conductas son a las que más ojo hay que poner. Y existen cuatro comportamientos que te ayudarán a descifrar fácilmente si es que sufres este tipo de ansiedad.
- Te preparas demasiado para el día siguiente: es posible que planifiques en excesos tus actividades y pierdas horas de sueño o contacto social por hacerlo.
- Revives los acontecimientos en tu cabeza: pasas la mayor parte de la noche repitiendo los acontecimientos de tu día una y otra vez. Te cuestionas constantemente si tus decisiones fueron las correctas o no.
- Das vueltas en la cama durante horas: conciliar el sueño te resulta difícil debido a estar pensando en lo que pasará en el futuro.
- Sufres bruxismo: esta es una de los comportamientos más evidentes y se relaciona directamente con el estrés.