Los dichos de la Primera Dama han sido cuestionados en múltiples ocasiones, y es que su posición como mujer soltera, activista feminista, sin hijos y además ser cientista política es algo sin precedes para una Primera Dama.
Los tiempos han cambiado e Irina Karamanos lo ha dejado claro. En una entrevista con Pousta, la mujer de 32 años dejo claro que ella no está para cumplir las expectativas de nadie y mucho menos de lo que ella clasifica como una "sociedad conservadora".
No cumple expectativas ajenas
Respecto a lo dicho en un programa de radio, donde clasificaron su relación con el Presidente como un concubinato la Primera Dama dejó claro que: “Me parecen curiosas las expectativas que se tienen sobre las parejas en el poder. Es decidor que se espere que el presidente esté casado y que si no lo está, es preferible que no tenga nada".
Además, agregó: "Y peor aún si no fuera heterosexual. Hay una cantidad de comentarios en redes sociales apuntando a que Gabriel podría ser gay y que yo soy contratada y, además, una mujer trans; poniéndole un carácter ofensivo. Pero más que tomármelo personal, me parece el reflejo de una sociedad muy conservadora, donde seguimos hablando mal de las familias que se escapan a la heteronorma clasificándolas de disfuncionales”.
En ese sentido, y con un aire de broma, la Primera Dama dijo que junto al presidente "estamos en una relación poliamorosa con Chile".
Episodio “De garzona a Primera Dama”
Respecto al titular de matinal que decía “De garzona a Primera Dama”, con un tono despectivo, Karamanos se mostró orgullosa de su trabajo y reconoció que: "la intención del titular es sensacionalista".
Además, declaró que "no me parece denigrante ni menor un trabajo por sobre otro". Para ella, "las cosas dependen de las condiciones del trabajo, no del trabajo en sí mismo. Por eso los derechos laborales, que todavía no se cumplen para muchas personas en Chile, es algo en lo que tenemos que concentrarnos. Cualquier trabajo merece dignidad".
Dentro de sus últimas reflexiones Irina Karamanos se cuestiona que "nadie se pregunta mucho qué implica estar aquí en términos de poder; tampoco en dónde te pone la gente o qué pasa con la pareja. Es un lugar poco conversado hasta ahora y eso lo encuentro desafiante, pero repito: se invisibiliza mucho a la mujer que queda allí”.