Hace no muchos años, Robbie Williams estaba en la cima de la fama. Su ascenso meteórico hacia el estrellato desde que diera sus primeros pasos en Take That fue realmente imparable y se convirtió por derecho propio en una de las personalidades más importantes de la música.
"Me hice famoso cuando tenía 17 años gracias a una boyband (Take That) que supuso el despegue. Y con 21 años, me voy del grupo y empiezo una carrera en solitario, vendo 80 millones de álbumes, consigo récords… Llegó un punto en el que era ridículamente famoso al estilo de Michael Jackson", relató el artista británico en The Mirror.
Una declaración que era la antesala de uno de los episodios más sórdidos de su vida. "Nunca lo he dicho antes, pero contrataron un sicario para matarme", confesó Robbie Williams, que añadio que no quiso ponerlo en conocimiento de las autoridades y que buscó otras alternativas para lidiar con el problema.
"Aquello se acabó. Tengo amigos", zanjó el cantante de manera enigmática, ya que no ofreció más detalles de la supuesta amenaza ni de su motivo y origen.
El precio de la fama
"Es una de esas cosas que no se ven pero que te suceden cuando te vuelves famoso", añadió a The Mirror Williams, quien se mudó a EEUU precisamente para recuperar parte de su anonimato y poder lidiar con sus problemas de ansiedad, según recoge AS.
"Quería poder ir a todos los lugares normales. Aquí vivo en el anonimato y de verdad que disfruto de él. Cuando pienso en regresar a Reino Unido, me doy cuenta de que allí no lo tengo y eso me pone ansioso y me deprime", aseguró el cantante también hace pocas fechas en el podcast 'This Past Weekend'.