La música está presente en la mayoría de la vida de las personas. Y en muchas, en la mayoría de las cosas que hacen. Con incontables estilos, existen creaciones para todos los gustos musicales y, por supuesto, para todas las emociones.
La música y las emociones
La música mezcla distintas notas y ritmos, y estas crean una armonía acorde al género al que pertenece. Es distinta la progresión de un blues a la de un minueto mayor. Esta versatilidad viene de la facilidad en la que se pueden generar sonidos por medio de instrumentos, voz o equipos electrónicos. Además, la música es considerada por muchos como una forma de comunicarnos.
Los sonidos y melodías tienen una gran influencia sobre el estado de ánimo de sus oyentes. Es por esto, que resulta propicio, sobre todo en tiempos de pandemia, conocer los distintos efectos en el área de la salud y emociones de las personas. De esta manera, es posible aproximarse al entendimiento de cómo afecta la música a la felicidad de un individuo.
Uno de los grandes beneficios de la música es que contribuye a la concentración. Los estímulos que produce en el cerebro pueden producir una sensación de relajación si es una balada. Distintos estudios han comprobado que una combinación asertiva entre música y actividades puede mejorar el rendimiento laboral.
La musicoterapia
Además, la vibración de las ondas sonoras armoniosas puede tener una repercusión directa en la salud de las personas. La liberación de endorfinas que se produce ante el estímulo musical activa el sistema cardiovascular y puede ponernos, incluso, a bailar al ritmo de una melodía.
La música trabaja en los aspectos sensoriales, cognitivos, motrices y emocionales. Es por esto que muchos establecimientos de la salud han implementado la musicoterapia en pacientes en rehabilitación. La música puede aplicarse de manera activa o pasiva, es decir, el paciente puede cantar y tocar instrumento o, sencillamente, escucharlos.
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