Uno de los lamentables efectos que ha tenido la pandemia de coronavirus, y el encierro que esta obliga, es el aumento de la violencia intrafamiliar y de género, siendo las mujeres las mayores víctimas.
Además, y según el informe 'Mi cuerpo me pertenece' del Fondo de Población de las Naciones Unidas (UNFPA), hay "numerosas lagunas en materia de autonomía corporal; muchas de ellas se han agravado debido a la presión de la pandemia de COVID-19".
Tal como escribe la Dra. Natalia Kanem, directora ejecutiva del UNFPA, "la cifra de mujeres y niñas expuestas a la violencia por razón de género y a prácticas nocivas como el matrimonio precoz alcanza niveles sin precedentes".
"A millones de personas se les niega su derecho a decir ‘no’ a las relaciones sexuales, a elegir con quién casarse, o a tener hijos en el momento que consideren adecuado. A muchas se les niega este derecho debido a su raza, su sexo, su orientación sexual, su edad o su capacidad", indica el informe.
Oponerse a relaciones sexuales
El informe de UNFPA indica además que "Aunque actualmente los datos solo comprenden 1 de cada 4 países del mundo, muestran un panorama alarmante del estado de la autonomía corporal de millones de mujeres y niñas. Sólo el 55% de ellas pueden tomar sus propias decisiones en las tres dimensiones de la autonomía corporal".
Esto quiere decir que 1 de cada 2 mujeres y niñas puede decidir la atención de salud sexual y reproductiva: La decisión de usar anticonceptivos o si quiere tener relaciones sexuales con su pareja.
Además, según el UNFPA, en los últimos 10 años, «el poder de las mujeres para oponerse a mantener relaciones sexuales ha disminuido un 20%».
Las estadísticas indican que el 76% de las adolescentes y las mujeres en Asia Oriental y Sudoriental y en América Latina y el Caribe toman decisiones autónomas sobre su cuerpo, esta cifra es inferior al 50% en África Subsahariana y en Asia Central y Meridional.