5 de abril, un día difícil para la música. Hace 27 años, Kurt Cobain, líder de Nirvana, se quitó la vida en su casa de Seattle con un tiro en la cabeza, a los 27 años de edad.
El cuerpo de Kurt Cobain fue encontrado tres días después con una alta concentración de heroína en la sangre.
Esa misma droga terminó con la vida del icónico cantante Layne Staley de Alice in Chains, el 5 de abril de 2002, a los 34 años.
Si sumamos las muertes posteriores de Scott Weiland de Stone Temple Pilots y Chris Cornell de Soundgarden, de las grandes bandas estadounidenses que triunfaron en los noventa sólo Pearl Jam y Smashing Pumpkins continúan sus carreras con sus cantantes históricos.
Las últimas horas de Kurt Cobain
Kurt Cobain se atrincheró en una habitación sobre el garaje de su casa en Seattle.
Colocó un taburete contra la puerta y se encerró a escribir una carta de despedida.
Se había quitado ya su gorra de cazador, que usaba para que la gente no lo reconociera.
Era el 5 de abril de 1994.
Cobain sacó entonces de una caja de tabaco Tom Moore su parafernalia de drogas y se inyectó tres dosis de heroína.
Había, ya, bebido cerveza y fumado cigarrillos.
Colocó en el suelo dos toallas, sacó su billetera y dejó a la vista su licencia de conducir para que pudieran constatar su identidad.
Se acomodó en el piso y apoyó sobre el pecho su escopeta calibre .20.
El cañón apuntaba directo a su barbilla. Con el pulgar jaló el gatillo. Un disparo certero.
"Es mejor quemarse que desvanecerse", se leía en su nota suicida, escrita en tinta roja y dedicada a Boddha, su amigo imaginario de la infancia.
La frase fue tomada de la canción de Neil Young "Hey Hey My My".
En su último mensaje, Cobain lamentaba no disfrutar la fama.