La pandemia del Covid-19 generó nuevas metodologías laborales como el teletrabajo, alternativa que creció en el último año y que necesita el uso los dispositivos móviles para sobrevivir.
Esta digitalización que obligó a evolucionar a la sociedad ofrece algunas ventajas, pero también requiere aprender nuevos hábitos para saber compaginar la vida laboral con la personal, y así evitar riesgos en la salud.
La imposibilidad de desconectarse de la tecnología como un factor de estrés, puso de manifiesto término que, si bien no es nuevo, se ha vuelto más común: el tecnoestrés.
¿Qué es el tecnoestrés?
Se trata de una nueva clase de estrés relacionada con el uso de las nuevas tecnologías en el entorno laboral.
Aunque fue hace casi cuatro décadas, en 1984, cuando el psiquiatra norteamericano Craig Brod puso por primera vez el foco en este término y sus consecuencias para la salud.
Concretamente, es la mala adaptación para tratar con las nuevas tecnologías de la información y la comunicación (TIC) de manera saludable.
¿Qué tipos de tecnoestrés existen?
Según el Instituto Nacional de Seguridad e Higiene en el Trabajo de España, existen tres tipos de tecnoestrés:
- La tecnoansiedad: es el más conocido y consiste en que el trabajador experimenta tensión y malestar por el uso presente o futuro de algún tipo de TIC, llegando en ocasiones incluso a evitarlas.
- La tecnofatiga: se caracteriza por sentimientos de cansancio y agotamiento mental debido al uso excesivo de las TIC.
- La tecnoadicción: es el uso compulsivo incontrolable de las TIC, durante largos períodos y en cualquier lugar.
¿A quién afecta?
A pesar de su reciente aparición, el tecnoestrés es un problema que afecta cada vez a más trabajadores y empresas, sobre todo en el contexto de pandemia.
¿Qué consecuencias tiene el tecnoestrés para la salud?
En el contexto actual, el trabajador está obligado a saber desenvolverse con nuevas tecnologías que siempre están renovándose y para las que puede no llegar a sentirse preparado.
Por otra parte, ha surgido también la exigencia de un uso continuado de las TIC.
Esta situación puede dar lugar a que la persona afectada desarrolle actitudes y sentimientos negativos hacia las TIC, así como síntomas fisiológicos y emocionales típicos del estrés.
En conclusión, podemos decir que ansiedad, agotamiento mental, excesiva dependencia del uso de la tecnología y aislamiento social son algunos de los problemas que pueden aparecer como manifestaciones derivadas del tecnoestrés laboral.
¿Cómo evitar el tecnoestrés?
1. Organiza bien tu jornada laboral. Planifica tu agenda del día, sin sobrecargarla de actividades y gestionando los imprevistos con flexibilidad.
2. No te lleves el trabajo a la cama. Desconecta en todos los sentidos: no te mantengas pendiente del móvil o el portátil.
3. Separa tu vida laboral de la personal, incluidas las tecnologías. Emplea líneas de teléfono o incluso aparatos diferentes para ambas facetas de tu vida.
4. Prioriza: la inmediatez no siempre te afecta. Si no puedes desconectarte totalmente del trabajo en el tiempo de ocio, aprende a distinguir lo urgente de lo importante.
5. Fórmate, si es necesario, en nuevas tecnologías. Si sientes que no estás preparado para manejar determinadas tecnologías, valora inscribirte en cursos que te capaciten para ello o pide ayuda a quien sí las domine.
6. Aprende técnicas de autocontrol. Practicar de manera regular actividades como relajación, meditación, mindfulness o yoga te ayudará.
7. Cuida tu dieta. Sigue una dieta saludable, variada y equilibrada. Mantén horarios regulares y tómate siempre tu tiempo para comer con calma.
8. Haz deporte de manera regular. El ejercicio físico reduce la intensidad del estrés y ayuda a que los episodios duren menos.
9. Respeta las horas de sueño. Afrontarás mejor cualquier conflicto o situación compleja en tu día a día laboral.
10. Recurre a ayuda profesional si es necesario. Si, tras aplicar las anteriores medidas, sigues sin ser capaz de manejar el estrés en el trabajo, acude a la ayuda profesional.
Con información de Cinfasalud