Por Ramón Pozo
Desde el estallido social, carabineros ha estado en medio de la polémica especialmente por las lesiones oculares a cientos de manifestantes. Y últimamente, también están la caída de un joven en el puente Pío Nono, o el hombre en silla de ruedas que recibió el chorro del carro lanzaaguas.
Pero pese a los cuestionamientos, el presidente Sebastián Piñera sostuvo que "apoyo a carabineros, porque son la primera línea que nos defiende".
En este escenario, en Mañana Será Otro Día conversamos con la socióloga, experta en seguridad de la Usach y exjefa de la división de estudios del ministerio del interior, Lucía Dammert, para hacer balances y proyecciones de cara al aniversario del 18-O.
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En primera instancia, sostuvo que remover al general director, Mario Rozas, "no resuelve el problema" en la institución. Despejado este asunto, se centró en los anuncios para estos días, donde además se contempla la realización del plebiscito constitucional.
“El gobierno dejó pasar 10 meses y no hizo mucho para bajar la tensión para el 18 de octubre”, expuso, donde la “declaratoria de que van a sacar 40 mil hombres en estas circunstancias aumenta la tensión, sin duda”.
La especialista advirtió que “estamos en una situación de mucha tensión, donde cualquier hecho puede generar un disparador de mucha violencia”.
“Hemos criminalizado la protesta hace mucho, tenemos que volver a creer que la gente marcha pacíficamente como un derecho”, resaltó. ¿Y los violentistas? “Tiene que haber la capacidad policial para identificarlos” y “llevarlos a la justicia”, ocupando una adecuada inteligencia policial.
Violencia e impunidad
Lucía Dammert ahondó en el violento actuar de algunos efectivos de la policía uniformada, que ha podido apreciarse en abundantes registros desde el estallido social.
El de carabineros "es un accionar que no tiene control y que tiene altísimos niveles de impunidad" y con una "concentrada autonomía". Ya hay parlamentarios que indican que "se mandan solos", apuntó.
Así, se puede ver una "tormenta perfecta", especialmente por “la construcción del enemigo externo” y “una historia del uso de la violencia”.
“Cuando hablas tanto del enemigo externo, consolidas esa idea de que al enemigo tienes que disuadirlo, pero después destruirlo. Y eso es parte de esta cultura violenta”, acotó la experta en seguridad.
Pero otro aspecto preocupante y del que no se habla mucho es la "bajísima cobertura de salud mental", punto que si se suma a los otros ya expuestos “hace que aquéllos que tienen una mayor tendencia a la violencia, la multipliquen”.
Entonces, se requiere “mayores niveles de protección y control de salud mental”.
Una reforma urgente, pero paulatina
Más allá de los cambios en los protocolos en el accionar de carabineros durante las marchas, poco se sabe de avances concretos en una reforma a la institución.
Lucía Dammert consignó que "a quien más le podría convenir una reforma policial son a los más menos 50 mil suboficiales", especialmente porque se puede ver en altos mandos un "divorcio enorme no solamente con la ciudadanía, sino también con esa misma suboficialidad".
Finalmente, la exjefa de la división de estudios del ministerio del interior fue realista con los tiempos: ésta es "una reforma que nos va a tomar lo que queda de este gobierno, el próximo gobierno y el comienzo del siguiente".