Jacob Blake, el joven afroamericano que fue baleado ocho veces por la espalda por la policía en Estados Unidos este fin de semana, logró sobrevivir al brutal ataque, pero quedó con severas secuelas que seguramente cambiarán su vida para siempre.
Así lo confirmó al Chicago Sun Times el padre del hombre de 29 años, quien reveló que su hijo quedó "paralizado de la cintura para abajo" tras el incidente, ocurrido en la ciudad de Kenosha, Wisconsin.
Además reveló que 3 de los 6 hijos de Blake estaban en el vehículo en ese momento. Jacob bajó de su automóvil por motivos que aún se investigan -aunque testigos afirman que acudió a apaciguar una discusión entre dos mujeres-, viéndose involucrado en una disputa con los policías antes de regresar a paso tranquilo hacia la puerta de su vehículo con dos oficiales siguiéndolo de cerca y apuntándole con sus armas.
Fue entonces, cuando él se negó a detenerse y comenzó a entrar al vehículo, que uno de los policías le sujetó de la camiseta. Según la grabación de un testigo, se escuchan al menos 7 disparos a quemarropa, no quedando claro cuántos oficiales dispararon.
"¿Qué justificaba todos esos disparos? ¿Qué justificaba hacer eso en frente de mis nietos? ¿Qué estamos haciendo?", cuestionó el hombre, detallando que su hijo tiene 8 heridas de bala. Los médicos aún no le confirman si el daño será permanente.
"Quiero poner mi mano en su mejilla y besarlo en la frente, y ahí estaré bien", expresó. "Lo besaré con mi mascarilla. Lo primero que quiero hacer es tocar a mi hijo", recalcó el hombre.
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