A sus 76 años, y tras una larga y exitosa carrera como actor y empresario gastronómico y hotelero, Robert De Niro está prácticamente arruinado. El protagonista de "Toro Salvaje" está consumido por las deudas y sin trabajos a la vista. La razón primera de esta situación es, lógicamente, la pandemia que tan duramente está afectando a Estados Unidos, donde tiene sus intereses: sus negocios en Nueva York y el desarrollo de nuevos proyectos para el cine.
La crisis del Covid-19 afecta prácticamente a todo el mundo por igual, peor en el caso de estrellas como el actor, el recorte en ganancias implica que el estilo de vida lujoso al que estaba acostumbrado se hace prácticamente imposible. Sus gestores y abogados han explicado que el actor tendrá suerte si este año consigue ganar 7.5 millones de dólares, que para cualquier persona normal sería la solución de sus problemas para toda la vida, pero que para él es nada.
Los dos negocios de hostelería en Nueva York en los que participaba, Nobu -un prestigioso restaurante de cocina japonesa- y la cadena de hoteles de lujo Greenwich Hotel, han tenido que cerrar hasta próximo aviso, y eso también ha supuesto un recorte importante a su previsión de dividendos. Nobu perdió tres millones sólo en abril, y para paliar esto, los socios -incluido De Niro- han tenido que abonar dinero de su bolsillo, en su caso particular hasta 500.000 dólares.
A esto se suma el juicio por su divorcio con su última esposa, Grace Hightower, con la que convivió 21 años y tiene dos hijos en común, y que se consumó en 2019. Es ahora cuando deben resolverse los detalles más espinosos. Por ejemplo, el actor está obligado a pagar un millón de dólares anualmente si sus ingresos de todo un ejercicio superan los 15 millones -algo que, hasta 2019, era pan comido-, pero si ganase menos de esa cantidad, que es lo que se prevé, debería ajustar el pago. Uno de los conflictos más recientes con Hightower consiste en la negociación del límite de la tarjeta de crédito de ella: en plena pandemia, la ex esposa intentó aumentarlo de 50.000 a 100.000 dólares mensuales en gastos, algo que De Niro ahora no se puede permitir.
De acuerdo a El Mundo, De Niro siempre ha tenido fama de despilfarrador. Acostumbrado a ganar cantidades obscenas de dinero, el ahorro nunca ha sido una de sus banderas, y nunca se ha privado de nada. Como le ocurre a muchos ricos, tiene propiedades en abundancia pero poca liquidez en comparación con sus necesidades, y eso le impide afrontar muchos gastos derivados de la crisis y del divorcio con la solvencia con la que lo haría de estar trabajando con normalidad. También se han reducido sus ingresos por su participación en la película "El irlandés", que esta temporada se le abonarán a un año vista por un total de 2.5 millones de dólares, hasta cubrir todo 2021. Así que no volverá a cobrar hasta 2022. Se comenta en su entorno que ese dinero, además, ya se lo ha gastado.
Para los asesores de De Niro, una posible solución sería reajustar su patrimonio, crearse un fondo de jubilación, rebajar su estilo de vida e intentar retirarse dignamente. Ahora está por ver si la situación es tan grave como para llegar a ese extremo.