Por Ramón Pozo
Ya van a ser 3 meses sin clases presenciales para niños y adolescentes, lo que les ha generado un impacto importante en diversos ámbitos.
No sólo han debido acostumbrarse a sesiones online, sino también al encierro, la falta de actividad física o de contacto con sus compañeros de curso.
En este contexto, la neuropsiquiatra infanto juvenil y presidenta de la Fundación Educacional Amanda, Amanda Céspedes, se mostró crítica de las clases por internet.
A su juicio, este tipo de enseñanza implica una "instrumentalización de niños con fines que son espurios", donde el principal objetivo "es salvar el año" o "dar un buen Simce", para lo cual se envía un montón de guías.
En casos de niños de alrededor de 5 años, indicó que importa "la experiencia directa (...) y eso es lo que les está vedado hoy en día".
Entonces, ¿es realmente necesaria una educación online para este grupo? "No, en absoluto, porque el niño no está preparado primero para prestar atención a la pantalla" de manera prolongada, respondió Céspedes.
Así, les recomendó a padres el definir y seguir una pauta con actividades que impliquen ejercicio y juegos para sus hijos.
Pero, más allá de lo que se haga, finalmente ésta "es una generación que va a quedar tan impactada probablemente como los niños que vivieron la primera o segunda guerra mundial", concluyó la especialista.