Por Ramón Pozo
“Por hambre empecé a escribir, y nunca más paré de escribir”, ha reconocido Hernán Rivera Letelier, quien acaba de publicar un nuevo título llamado “Epifanía en el desierto”.
En él, narra la previa a una de sus obras más reconocidas: “La reina Isabel cantaba rancheras”, que finalmente fue premiada por el Consejo Nacional del Libro y la Lectura en 1994 y lo catapultó a la fama.
En conversación con el programa Mañana Será Otro Día, el autor comentó que lleva 3 meses encerrado, y "en este tiempo he escrito 2 novelas, desde las 5:00 AM hasta las 10:00 de la noche".
No obstante, el despertar tan temprano "no es por iniciativa mía, es por el parkinson", admitió. "No puedo dormir más de 4, 5 horas".
A ello, se suma un par de infartos que sufrió en Cuba hace unos meses: "Poquito antes de que empezara la pandemia, estuve a punto de morir". Sin embargo, argumenta que "mientras escriba, no voy a morir".
"Si me paso un día sin escribir, es un día miserablemente perdido", resumió.
Y si bien después de todo esto "me dije que no me iba a preocupar, no iba a ver las noticias", de todos modos abordó temas de contingencia.
Sobre las consecuencias del covid-19, apuntó que es "como una película de ciencia ficción (...) es increíble ver a todo el mundo con máscaras. Ver la gente pobre, la solidaridad entre ellos".
Además, se refirió a la polémica del funeral del exarzobispo Bernardino Piñera, ya que su sobrino, el presidente Sebastián Piñera, pidió que se abriera la parte superior de la urna para despedirse por última vez, aunque sostienen que estaba sellada.
"Hicieron un funeral con todas sus letras y a la gente pobre no la dejan despedirse de sus muertos", esgrimió Rivera Letelier. "Me da bronca".