A pesar de hacerlo a regañadientes, Donald Trump firmó este martes un modesto decreto que busca que los departamentos de policía de todo el país mejoren sus estándares del uso de fuerza. Aunque el presidente estadounidense dejó en claro que para él los casos de brutalidad no son un problema estructural, sino excepciones aisladas.
El decreto que firmó Trump ordena a su Departamento de Justicia distribuir subvenciones federales solo a aquellos departamentos de policía que se comprometan a adoptar buenas prácticas en el uso de la fuerza y en el entrenamiento de los agentes, y que obtengan un certificado emitido por una entidad independiente. "Estos estándares (para el comportamiento de los policías) serán tan altos y fuertes como sea posible en la Tierra", aseguró Trump.
Entre otras cosas, los departamentos de policía que quieran optar a esas subvenciones deberán comprometerse a "prohibir" la práctica de agarrar del cuello para dificultar la respiración a los detenidos, la misma que acabó con la vida de Floyd en mayo en Mineápolis, publica El Confidencial.
No obstante, bajo el decreto, esa práctica sí se permitirá cuando "la vida de un agente esté en riesgo", una excepción que para muchos activistas favorece la impunidad; y el veto no se aplica a otras maniobras que no asfixian pero sí impiden el flujo de la sangre al cerebro.
El impacto de la medida es limitado, porque Trump no puede obligar a los departamentos de policía a comprometerse con esos estándares, y solo puede incentivarlos con la promesa de fondos federales.
El punto más ambicioso de su decreto es la orden de crear una base de datos nacional que permita compartir información a las agencias federales, estatales, locales y tribales, con el fin de que si un agente es despedido por mala conducta en una ciudad, no pueda incorporarse fácilmente al departamento de policía de otra.
La orden también recomienda a los departamentos de policía que adopten programas en los que trabajadores sociales acompañen a los agentes cuando estos respondan a llamadas sobre incidentes no violentos que impliquen a personas sin hogar, adictas o con enfermedades mentales.
De todas formas, el hecho es visto con recelo, sobre todo por familiares de personas afroamericanas muertas a manos de la policía. Y es que acusan una fuerte contradicción en la respuesta de Trump a las protestas que sacuden el país desde hace casi un mes, luego del asesinato de George Floyd por un uniformado, ya que el presidente ha denunciado la injusticia de casos como este, pero también ha alentado la represión de las manifestaciones y ha defendido casi sin matices a la policía.