“The Last Dance”, el documental que recorre la exitosa carrera de Michael Jordan en los Chicago Bulls, se ha convertido en un éxito en todo el mundo.
La serie documental estrenada de Netflix, revela detalles poco conocidos de la vida del exjugador de baloncesto y cómo llegó a ser uno de los deportistas más grandes de la historia.
El documental, dirigido por Jason Hehir, ha revivido el interés por la leyenda del baloncesto y cuenta algunos episodios en su carrera dentro y fuera de la NBA.
Uno de esos momentos fue cuando decidió dejar la actividad, tras la trágica muerte de su padre. El 13 de agosto de 1993, Jordan recibió la dura noticia de que James R. Jordan, Sr. se había quitado la vida.
Eso devastó a la estrella de los Bulls quien al poco tiempo anunció su retiro de la actividad. Los fanáticos no podían creer que uno de los mejores exponentes de ese deporte decidiera retirarse justo cuando estaba en la cima de su carrera.
Pero anímicamente no estaba para seguir. La magia había desaparecido y no encontraba sentido en seguir jugando. Pero como buen deportista, al poco tiempo buscó otra actividad y la encontró en el béisbol, el deporte que su padre amaba.
Fichó por los Birmingham Barons, un equipo de ligas menores de Alabama, donde ocupó la camiseta “45”, número de gran significado para el deportista. “El 45 fue mi primer número cuando jugaba en la escuela secundaria”, dijo.
El 18 de marzo de 1995, el mismo Jordan anunció su regreso a la NBA, luego de 21 meses de haber dejado la actividad. El nacido en Nueva York estaba listo para volver al deporte de sus amores, sin embargo, ya no ocuparía la mítica “23”. “No quería usar la 23 porque mi padre no estaba ahí para verme”, señaló.
En cambio, vistió la número 45″, como en sus inicios en el deporte cuando era todavía un joven que aún no sabía que se iba a convertir en una leyenda a nivel mundial.
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