El primer ministro de Reino Unido, Boris Johnson, fue uno de los que en un comienzo subestimó la gravedad de la pandemia del coronavirus. Eso hasta que el mes pasado se infectó y requirió de la ayuda de médicos y cuidados intensivos para sacarlo de su delicado estado de salud.
Hoy su discurso es totalmente distinto y le ha pedido a los británicos respetar las medidas de distanciamiento social y cuarentena, como una forma de contener la propagación de la enfermedad.
Aunque la administración de Johnson destinó más de 300 millones de dólares para la investigación que permita encontrar una vacuna para la enfermedad, el propio líder británico no está seguro que se logre ese objetivo.
“Aún queda un largo camino por recorrer, y debo ser sincero de que una vacuna podría no llegar a buen término”, escribió Johnson en una columna en el Mail on Sunday.
Johnson no subestima los esfuerzos que se están haciendo por encontrar una cura, sin embargo, apeló al sentido común de los británicos para vencer a este virus.
“Estamos tratando de hacer algo que nunca antes tuvo que hacerse, sacar al país del total confinamiento, de una manera que sea segura y que no sacrifique vuestro duro trabajo”, señaló.
Reino Unido es el tercer país más afectado por la pandemia del coronavirus a nivel mundial, con más de 247.000 infectados y una cifra de fallecidos que supera los 34.000.
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