Por Ramón Pozo
Alrededor de un quinto de los niños, niñas y adolescentes que se encuentran en hogares de protección, tienen problemas para mantenerse en el sistema escolar, o bien están atrasados en cuanto al dominio de contenidos.
A ello, se suma los problemas en el hogar, que complejizan aún más su situación.
Paulina Fernández, jefa de estudios de Aldeas Infantiles SOS, explicó en qué consiste su labor. Básicamente, se hacen cargo de niños una vez que un tribunal define "que puedan salir del cuidado de sus padres", ya que están en un contexto de extrema vulnerabilidad como “maltrato grave, graves negligencias, situaciones de abusos sexuales e inclusive riesgo vital”.
Pero hay otra dificultad, y es que “prácticamente no hay una oferta educativa pertinente que asegure un reingreso más exitoso o una mantención” de los menores en los colegios.
¿El resultado? Deserción o desinterés en los estudios.
Fernández indicó que en sus centros hay chicos con “historias muy duras, que llegan con mucho daño emocional” y que requieren de un trabajo especial para insertarse de buena forma en la comunidad.
Así, iniciativas como el proyecto para cambiar el Sename "nos parece interesante (…) siempre y cuando implique un cambio en la estructura programática y la forma de financiamiento que tiene el sistema".
Ahora, independiente de las propuestas de ley, es preferible trabajar desde este momento. Es por ello que Aldeas Infantiles SOS lanzó la campaña “Ponte a Prueba”, que busca que los más de 1.300 menores que están en sus programas desde Arica a Ancud cuenten con una mejor calidad educativa.