(Por Ramón Pozo) En tiempos de crisis, las posturas van atrincherándose y el diálogo se va difuminando. En este contexto, el periodista y escritor Patricio Fernández defiende un planteamiento intermedio: El “amarillismo”.
Esgrime que "no hay principio ético más barato que sentirte bueno porque condenas a otro por malo". Así, estima que "se volvió habitual la sensación de que yo soy mejor si descubro lo malo del otro"
"Todos nos fuimos volviendo jueces”, resume.
Sin embargo, ¿cómo definir al amarillismo? Si bien admite que "es lo menos de moda del mundo", lo resume como "un ánimo de escuchar más que de juzgar".
Pero más allá de posturas intermedias, Fernández sí toma posición respecto de la actualidad política. Entonces, plantea que "este gobierno fracasó, y le ha faltado reconocerlo de una manera más hidalga".
No obstante, al arcoiris partidista, independiente de haber alcanzado un ya empantanado acuerdo constitucional –que celebra-, ahora "lo veo tropezando a cada rato".
Y para ser equilibrado, acusa que "está el PC en una postura muy miserable".
Vuelve entonces al amarillo: "Juego político consiste no en borrar lo que no te gusta", sino en llegar a acuerdos y construir.
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