“El Padrino” de Francis Ford Coppola es una de las películas más aclamadas del cine. La cinta significó la consagración de su director, pero también la de Al Pacino, por entonces un desconocido actor que tuvo la responsabilidad de interpretar a Michael Corleone, el hijo de Don Vito que pronto se hizo del poder de la familia dedicada al crimen organizado.
Era 1972 y el éxito de la película le cayó de golpe a Pacino, quien no estaba preparado para la fama. Su papel le significó ser nominado por primera vez al Óscar como mejor actor de reparto y fue el inicio de una exitosa carrera.
En los años inmediatamente posteriores protagonizó cintas que hoy son verdaderos clásicos, como “Tarde de perros”, “Serpico”, “El Padrino Parte II” y “Justicia para todos”, entre otras.
Sin embargo, la fama y exposición que tuvo luego de la cinta de la familia Corleone lo superó, al punto que tuvo que ir a terapia psicológica durante 25 años.
“Tuve mis problemas, por supuesto, y por eso recurrí a la terapia. Iba cinco días a la semana y así estuve durante 25 años”, reveló en una entrevista con The Hollywood Reporter.
El actor de 79 años agrega que la fama y la exposición es algo que el actor debe acostumbrarse. “Me acuerdo de que Lee Strasberg me dijo: ‘Querido, simplemente tienes que asimilarlo’. Y es verdad que lo tienes que hacer, pero no es tan sencillo”.
Pacino reconoce que debió alejarse del mundo del espectáculo, pero que luego debió volver porque “no te queda otra que trabajar”, dijo en conversación con Scott Feinberg.
“Necesitaba alejarme temporalmente de ese ritmo infernal, e incluso de la propia industria. Me vino muy bien y disfruté mucho de esa época. Pero llega un momento en que se te acaba el dinero, y no te queda otra que trabajar duro para recuperarlo”, señaló.
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