Un adolescente originario del condado de Bristol, Reino Unido, quedó parcialmente ciego y sordo luego de alimentarse por años de “comida chatarra”. El joven comenzó a alimentarse con papas fritas, pan y cerdo procesado desde muy temprana edad. Pronto comenzó a sentirse fatigado por lo que visitó un médico.
Los exámenes no arrojaron malnutrición pero sí bajos niveles de vitamina B12. Comenzó un tratamiento el cual lamentablemente no ayudó mucho ya que un año después comenzó con problemas de audición y visión.
Los médicos detectaron que el joven, hoy de 17 años, había desarrollado un trastorno alimentario conocido como ARFID (trastorno de alimentación selectiva por sus siglas en inglés), producido por la falta de vitaminas.
El trastorno alimenticio le causó daños irreversibles en el nervio óptico, lo que se tradujo en pérdida parcial de la visión. Este padecimiento es común en países con altas tasas de desnutrición, según reveló una investigación de la Universidad de Bristol, la cual dio a conocer el caso del joven, informó la prensa.
Los especialistas hicieron un llamado a los padres para que estén atentos a la alimentación de sus hijos, ya que el caso del joven es una muestra clara de las consecuencias que puede tener una mala alimentación y los riesgos que se exponen los niños cuando la comida chatarra desplazas a otros alimentos en la dieta.
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