Finalmente, el gobierno y 3 distribuidoras eléctricas llegaron a un acuerdo, tras la polémica por el recambio de medidores a unos “inteligentes”.
De este modo, las compañías Enel, Saesa y Chilquinta pagarán $10 mil por cada uno de los dispositivos antiguos a sus clientes.
La ministra de Energía, Susana Jiménez, indicó que la forma de pago se está definiendo en la Mesa Técnica, que lidera la Comisión Nacional de Energía.
Sin embargo, el anuncio no es bien recibido por todos. De hecho, el presidente del movimiento Aquí la gente, Ernesto Medina, cree que "estamos en medio de un negocio gigante", donde "nadie defiende a los usuarios, aparentemente".
Distribuidoras "hoy día han tenido que dar un pasito atrás con estas 10 lucas", pero en el fondo "estamos atrapados sin salida".
Respecto de los $200 que se cobraría mensualmente por el nuevo dispositivo, Medina indicó que "multiplicas la cantidad de plata que nos van a cobrar a los usuarios por los cerca de 4 millones de clientes, y es una cantidad enorme".
"Hay que hacer un frontón ciudadano" y oponerse a este cambio, concluyó.