Hace unos días, autoridades sanitarias alemanas alertaron que las píldoras anticonceptivas podrían estar relacionadas con depresión grave y tendencias suicidas.
Estos efectos secundarios fueron detectados también en registros sanitarios daneses, donde se observó a 475.802 mujeres, que antes de la investigación no habían tomado anticonceptivos hormonales en un promedio de 8,3 años.
Los resultados mostraron que el riesgo de un intento de suicidio es casi el doble que el de mujeres que no usan la píldora. La situación más preocupante se da en chicas de entre 15 y 19 años.
Pese a estos antecedentes, Patricio Barriga, ginecólogo y presidente de la Sociedad Chilena de Endocrinología Ginecológica, apuntó a otras fuentes como la Organización Mundial de la Salud o una sociedad científica nacional o internacional: “No hay ningún estudio” que haya demostrado “significancia estadística”. Dicho en simple, “los anticonceptivos hormonales, cualquiera sea” no son “causa de depresión, tampoco causa de suicidio”.
Agregó que el texto desde Alemania “es parte de una hipótesis falsa, porque obviamente depresión no es sinónimo de suicidio”.
No obstante, admite que hay consecuencias no deseadas, donde la más grave es la “tromboembolia, o sea formación de coágulos en el territorio venoso y que eventualmente pudiera ser causa de mortalidad. Afortunadamente es un evento rarísimo y prácticamente imprevisible”.
Además, “las pastillas pueden modificar el ánimo de las personas, pero no solamente en estricto rigor negativo”.
En caso de los anticonceptivos de emergencia, como la píldora del día después, “no se conoce ningún efecto adverso grave, y puede ser indicada en cualquier condición de salud, incluidas obviamente personas depresivas o que hayan tenido un intento de suicidio”, concluyó Barriga.