Morrissey terminó un concierto en San Diego temprano luego de que los fanáticos irrumpieran en el escenario, mientras interpretaba su hit "Every Day Is Like Sunday".
En los registros del incidente, uno de los fanáticos parece golpear al músico en la cara, haciendo que el cantante abandone el escenario y que la canción termine abruptamente. Antes de eso, Morrissey intentó darle la mano a los otros fanáticos antes de que seguridad los atrapara para retenerlos.
El manager del artista, Peter Katsis, negó que el cantante haya sido golpeado a propósito, asegurando que "los fanáticos de Morrissey no son maliciosos. Los aficionados simplemente estaban haciendo lo que han estado haciendo durante casi 30 años, que es intentar tocarlo o abrazarlo".
Según reporta NME, el ex The Smiths no se presentó al meet & greet que se lleva a cabo después de cada show.
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