Los casos comenzaron a conocerse en la década de los ’80. En muchos de ellos, puede observarse extensas llagas, las que secretan un líquido verde. Por ello el apelativo.
Varios han muerto y otros continúan batallando contra estos y otros malestares. “Fuera de los fallecidos, tenemos gran número de trabajadores en sus casas en cama”, asevera Pino, quien describió su situación: “Estoy contaminado con plomo, arsénico, cobre y otros elementos tóxicos”. Agregó que “a los 40 años, no tenía ninguna pieza de diente producto de esto”. Adicionalmente, todo va “acompañado con dolores y pérdida de memoria”.
Respecto de sus compañeros ya fallecidos, expuso que “levantamos cuerpos exhumados donde encontraron los metales pesados”.
¿Y la ayuda por parte de autoridades? Pino es tajante: “El peor patrón que tenemos los chilenos es el Estado de Chile, porque le gusta ganar pero no invertir en seguridad ni en prevención de riesgos”.
“Yo no tengo dignidad, ya no quiero ser chileno”, resumió. Sin embargo, “estoy peleando la posibilidad de poder tener dignidad, una vejez y muerte digna”.
Sobre el estado actual de emanaciones en la zona Quintero-Puchuncaví, acusa intentos por ocultar lo que realmente ocurre: “AES Gener, el año pasado, entregó $122 mil millones para las comunidades, entrega de platita, el ‘quédate callado’ (…) Cuando yo desfilo, desfilo solo. Nadie me apoya, ni en Quintero”.
Y si bien Luis Pino sostiene que “no hay voluntad política" y que "la gente se está muriendo”, de todos modos hace una nueva solicitud: “Le pido a la ministra (de medio ambiente) Carolina Schmidt, que le ponga el cascabel al gato y si hay que parar las industrias, hay que pararlas”.