“Es el quinto submarino en el mundo, el segundo en Sudamérica”, dice Juan Benítez, gestor de proyecto de rescate del sumergible Flach, cuya construcción se realizó en medio de guerra entre España y Perú en el siglo XIX, donde Chile participó apoyando al país vecino.
“El gobierno estaba muy preocupado de cómo defenderse de estos barcos que andaban circulando entre Perú y Chile, y empiezan a financiar y a buscar armamento secreto, que fuera diferente”. Aquí entra en escena Karl Flach, un ingeniero alemán que venía con un proyecto innovador.
"Julio Verne escribió '20 mil leguas de viaje submarino' 4 años después" de construcción del submarino, que lleva por nombre el de su creador. Él “hizo 3 pruebas, las 2 primeras funcionaron fantástico. Y el día del cumpleaños de él, yo creo que estaba medio potenciado, feliz… Y sale a hacer una nueva prueba, una inmersión”.
Y si bien le negaron el permiso debido a condiciones climáticas adversas, decidió hacer el ensayo contra toda recomendación. “Suben 11 personas junto con el hijo de Karl Flach”, detalló Benítez. Sin embargo, en esta oportunidad “desaparecen, se hunden y se sumergen en la historia del olvido de este país”.
Tras conocer la historia de esta nave, Benítez decide abocarse a su detección. Incluso, se decidió a visitar a Isabel Ávila, más conocida como la Mentalista de Chimbarongo.
“Llegué con fotos que me pidió”, consignó el también documentalista. Ante datos que él le entregaba, ella respondió “no me digas nada, quédate callado, no me hables. No me cargues de energía”. Finalmente, “dio exactamente el punto” donde estaba ubicada la máquina.
La nave “tiene 12 metros de largo, 2,5 de diámetro, dos hélices propulsadas por fuerza humana”. Ahora, está a la espera para las labores de rescate de la máquina, tras 152 años de espera.