Jodie May, es una madre estadounidense de Michigan, quien decidió castigar a su hija quitándole el teléfono móvil, sin imaginar que la niña la denunciaría y que ella sería detenida por la policía.
La mujer estaba preocupada al ver que su hija estaba dejando de lado sus estudios por estar demasiado pendiente del celular, por lo que decidió dejarla sin el aparato.
Jodie estaba en casa amamantando a su bebé de cuatro semanas cuando la policía llamó a la puerta. Los agentes le comunicaron que tenían una orden de arresto contra ella por un robo. "Me dijo que me iba a arrestar y le pregunté si podía entregarme el lunes siguiente porque tenía un nuevo bebé y aún no se alimentaba", explicó la mujer en Facebook.
La petición de la madre no fue escuchada y la policía la arrestó en ese momento. Jodie ingresó en una celda y allí permaneció durante unas horas hasta que fue liberada bajo una fianza de 200 dólares.
Lo que sucedió es que su exmarido la denunció después de que ella le quitara el celular a la hija que tienen en común alegando que el dispositivo, un iPhone, estaba a su nombre.
Por fortuna, el juez era sensato y cuando descubrió que el teléfono móvil pertenecía a la niña y no a su padre, dejó libre a la mujer, que se enfrentaba a una pena de 93 años de prisión por este tipo de hurto. Su historia es tan inverosímil que rápidamente se volvió viral en las redes sociales, e incluso la afectada fue entrevistada en un noticiero, donde relató lo ocurrido.
"Fue algo ridículo. No puedo creer que haya que tenido que vivir esto, que mi hija me pusiera en esta situación, pero estoy feliz con el desenlace", dijo en la entrevista.