Estos contenedores se deshacen por completo en el agua, la que uno incluso puede beber porque “está certificado que queda inocua”, aseguró Olivares.
Respecto de la fórmula, expuso que tomaron “material que existía en el mercado que son las cápsulas de los remedios, las gotitas de los ojos”, llamado polivinilo alcohol o PVA.
Luego de años de trabajo, se obtuvo este resultado que “queda casi con el mismo valor, bien parecido a la materia prima actual” de bolsas plásticas.
Sin embargo, surge la pregunta de qué pasa con productos congelados o en un día de lluvia. Olivares responde que “tenemos la capacidad de graduar la temperatura a la que queremos que la bolsa se disuelva”. Y como no llueve a 40°…
“La resistencia es exactamente igual”, sostuvo, por lo que han captado la atención del mundo. “Nos han llamado de todos los países ofreciendo ayuda para poder desarrollar este producto”, comentó el gerente comercial de Solubag, con cierto dejo de orgullo.
“Esto puede ser una ayuda global que permita hacer millones de otras soluciones”, indicó, ya que “permite hacer tanto bolsas como cosas duras. Puede ser una carcaza de un celular, un cepillo de dientes, un cuchillo, un plato, se puede hacer de todo”.
Y lo mejor para el negocio, se trata de una exclusividad: “Un polímero, de este nivel, a este precio y que no contamine el medio ambiente, solamente la patente la tenemos nosotros”. Sin embargo, admite que no tiene mayores problemas en compartir cuotas de mercado, dada la elevadísima demanda actual.
📽Aquí el video de la bolsa diluyéndose en agua en #SeraOtroDia con @dondavor y @cbarreau 👇👇👇 pic.twitter.com/axbZS0JPeU
— Radio Concierto (@conciertoradio) 8 de agosto de 2018
Finalmente, Cristián Olivares miro un poco hacia atrás y reflexionó sobre los duros inicios: “Estos 4 años ha sido súper complicado el tema del financiamiento. Todo esto lo hicimos con recursos propios”. Evidentemente, el esfuerzo está dejando frutos en abundancia, pero no desechos que demoran siglos en degradarse.