“Límites se van a ir poniendo gradualmente más exigentes”, sostuvo la profesional, quien apuntó que la “tercera etapa completa es junio de 2019”, donde nuevamente suben los requisitos para evitar los sellos de “Alto en”.
No obstante, hizo notar que “nuestro paladar es adaptable y tenemos que modificarlo”.
Entregó como ejemplo que “en el caso del pan, antes del 2000 teníamos 800 mg de sodio por pan. Ahora tenemos 400 y de eso no nos dimos ni cuenta”. Apuntó que este cambio se realizó en colaboración con los productores de pan, previo a la vigencia de la ley de etiquetado.
“El gusto es muy adquirido” y por tanto, es posible modificarlo, concluyó la especialista de la Universidad de Chile.