En principio, conversan con padres para ver “qué tipo de colegio están buscando o por qué”, luego, “tratamos de hacer el match entre lo que los padres quieren y mostrarles cuál es el niño que tienen”, detalló la también terapeuta ocupacional.
Posteriormente, “hacemos una evaluación de desarrollo” con equipo multidisciplinario, “y una vez que vemos el desarrollo del niño, si presenta algunas dificultades, algún retraso, entonces ahí amerita una intervención”, puntualizó.
Explicó que “lo que hacemos con esas familias es explicarles en qué etapa del desarrollo el niño está, y sabiendo cuáles son las características de las postulaciones, vamos orientando a los papás respecto de cómo está el niño”.
Sin embargo, “cuando llegan familias que nos dicen ‘necesito que preparen a mi hijo para una postulación’ y hacemos una evaluación y vemos que el niño está OK”, entonces “a nosotros éticamente no nos parece intervenir”. De Billerbeck explicitó que “no entrenamos para postulación. No somos un preuniversitario o un precolegio”.
Respecto de cómo se dan estos procesos en la actualidad, la especialista de Going up sostuvo que “en colegios particulares pagados cada vez hay menos cupos”, porque “dan prioridad a hijos de exalumnos o bien a niños que tienen hermanos”. En este contexto, dice entender que “uno como papá, siempre va a querer lo mejor para sus hijos (…) no partimos de una postura de descalificar a los padres, sino de acogerlos”.
Con estas dificultades, “cuanto más ansiosos estén ellos (padres), más ansiosos van a estar los niños”. Así, los adultos deben entender que “si el niño eventualmente no queda (es) porque los cupos son pocos, no porque el niño no pueda”.
Además, detalló qué busca cada establecimiento: “Hay colegios bilingües que les interesa mucho el desarrollo del lenguaje del niño. A los de perfil más deportivo, cómo el niño se desarrolla en el contexto de la evaluación desde el punto de vista motor”.
Eloísa de Billerbeck admitió que “otro tema que a veces es un poquito controversial, es el desarrollo emocional del niño. Observan mucho la capacidad del niño para separarse de los papás, mantenerse regulado y poder entrar (a prueba) con un adulto que no conoce, en un contexto que no conoce. Por supuesto al que más relajado ingresa, le va mejor”.
Sin embargo, la terapeuta ocupacional destacó que, más allá de estos tests, lo más relevante es “el tiempo que uno como papá le dedica a sus niños para jugar, ir a la plaza, estar en la casa, compartir el fin de semana, eso es clave para el desarrollo. Vemos que los niños que más rápido avanzan cuando están en terapias con nosotros, son los que los papás están en las terapias, están en las sesiones, siguen las indicaciones en la casa, están absolutamente involucrados”.