En un colegio ubicado en la ciudad de Hangzhou, China, se usa reconocimiento facial en salas para que no los alumnos no se distraigan.
Tres cámaras colocadas sobre la pizarra escanean cada 30 segundos los rostros de los niños y mandan la información a un computador. Esta clasifica sus expresiones en siete emociones: neutra, feliz, triste, decepcionado, molesto, asustado y sorprendido y aplica algoritmos para medir su concentración.
Si concluye que están dispersos, envía inmediatamente una notificación al profesor. El sistema también discierne si los estudiantes leen, escriben, levantan la mano o duermen sobre sus espacios.
El método es conocido como "Sistema inteligente de gestión del comportamiento en las aulas" y, por ahora, se ha instalado en una sala, pero el plan prevé extenderlo a todo el colegio.
La experiencia, publicada en la prensa local, es juzgada como tremendamente exitosa por todos, según recoge La Nación.