En 1994, Wang Mingqing atendía un puesto callejero de fruta, en Chengdu, China. Estaba acompañado por su hija de tres años y en un descuido, la menor desapareció y no la volvió a ver hasta 24 años después.
Después de años pegando carteles, buscando a su hija en las calles, orfanatos y hospitales, en 2015, el hombre se hizo taxista con el fin de usar el vehículo para difundir la historia y darla a conocer en todo el país.
La estrategia tuvo éxito, ya que según la BBC, el hombre calcula que contó la historia de su hija a más de 17.000 pasajeros en su taxi de la empresa Didi Chuxing, al que pegó un cartel con la foto de su otra hija, ya que no tenían imágenes de la desaparecida y ambas se parecen mucho.
Fue así como su historia llegó el año pasado a la prensa del país y en las entrevistas que daba, aseguraba que "nunca me daré por vencido". Un dibujante de la policía leyó la historia y decidió con un retrato robot de cómo sería Qifeng de adulta.
La imagen se difundió en masa a través de las redes sociales, hasta que a miles de kilómetros de distancia, en el otro lado del país, una mujer llamada Kang Ying vio la fotografía y se sorprendió por lo mucho que se parecía.
Por lo que la joven sospechó que podía ser ella, se contactó con la policía y con la pareja el pasado 16 de marzo, momento en el que descubrió que compartía rasgos únicos con la niña desaparecida, incluida una pequeña cicatriz en la frente y una tendencia a tener náuseas cada vez que lloraba.
El 1 de abril, la chica se hizo una prueba de ADN que confirmó que era la niña perdida hace casi un cuarto de siglo. Puedes ver algunas fotos de la historia a continuación: