“Te puedes sentir solo aunque estés escuchando a tu banda favorita en un estadio lleno”, graficó la especialista, quien acusó un “descrédito o mala prensa que tiene el matrimonio o las distintas vías que la sociedad, en general, ha manifestado como los caminos para no estar solo”.
Respecto del trabajo, aseveró que “existe un mercado sumamente exigente, pegas súper demandantes, gente que posterga sus sueños o sus cosas para poder conseguir metas”.
Roberts ahondó incluso en el tipo de oferta inmobiliaria actual, donde hay “cada vez más espacios mínimos para las personas. Donde no cabe ni siquiera un gato, o por ahí te haces cargo de un cactus porque es lo único a lo que te puedes comprometer a mantener vivo”.
En estos contextos, la gente olvida que en esta “individualidad tan autogestionada, súper poderosa, no está pensando que el día de mañana, si le da una apnea en la noche, va a estar solo y no va a tener quién lo asista”.
También se refirió a cómo están siendo criados los niños hoy en día, a quienes “se les inocula que los amigos no existen, que tengan cuidado, que todo lo demás es peligroso, que la calle es peligrosa”. No obstante, “desde allí empieza este individualismo que lamentablemente va a trascender hacia su vida futura como el famoso espacio de confort. Que no quiere decir que allí esté cómodo, no quiere decir que solo se sienta bien, sino que es lo que conoce y se le ha dado a conocer como hábito”, esgrimió la psicóloga clínica y académica.
Roberts finalmente reflexionó que “somos entidades afectivas, necesitamos cariño, que alguien nos escuche, nos comprenda y que también vigile nuestro actuar”.