El 30 de enero se suicidó Mark Salling, actor de Glee que se declaró culpable de poseer pornografía infantil y esperaba su sentencia. Su muerte dejó sin efecto el juicio sostenido en su contra.
Así lo decidieron los magistrados de los tribunales de Los Angeles, Estados Unidos que argumentaron su decisión en no malgastar recursos públicos contra una persona fallecida. El intérprete debía pagar entre cuatro y siete años de cárcel y pagar $50 mil dólares a cada víctima que presentó una solicitud de restitución.
La abogada Tamar Arminak afirmó que "los tribunales tienen mucho cuidado de no desperdiciar recursos limitados cuando el acusado fallece en medio del caso. No hay necesidad de preocuparse porque el sr. Salling responda por sus crímenes o de asegurarse de que sea una amenaza para el público y esté tras las rejas. Ya no es un problema".