“Las 3 inmersiones que estaban planificadas fueron exitosas”, explicó el especialista, donde el dispositivo “viaja durante 3 horas hasta el fondo, se deposita y ahí toma imágenes, colecta muestras”, entre otros.
En el lugar, “hay mucha más actividad que la que nosotros imaginábamos”, admitió el también académico de la UdeC, aunque “es un ambiente de tinieblas (…) de los mil metros para abajo no hay absolutamente nada” de luz.
Con el dispositivo ya en el fondo marino, “cuando empezamos a ver las imágenes, nos dimos cuenta que había una gran cantidad de especies que no se habían visto antes”, reconoció Ulloa. “Independiente de las altísimas presiones que existen allá abajo, más de 800 atmósferas, la vida es capaz de conquistar estos ambientes y de desarrollarse”, acotó.
Respecto de la fauna, explicó que “mandamos una trampa con una carnada (…) los organismos que están allá abajo están esperando que algo les caiga y se lo devoran”
Sobre los planes a futuro, Ulloa comentó que “volvemos ahora en marzo con mejores cámaras a obtener ya no solamente fotografías, sino videos” de las especies.