Reino Unido ha dado un importante paso en la lucha contra la contaminación de los ecosistemas marinos, al prohibir el uso de los altamente tóxicos microplásticos en la producción de cosméticos y productos de aseo personal. La medida, que entró en vigor el pasado martes 9 de enero, será completada con una prohibición de la comercialización de estos productos a partir del próximo mes de julio.
Estas minúsculas partículas de plástico, de menos de cinco milímetros de diámetro, se utilizan en la elaboración de productos como cremas exfoliantes, geles de ducha y pastas dentífricas. Toneladas de ellas acaban en los mares, donde causan daños a la fauna y flora, y llegan incluso, en última instancia, a ser ingeridos por seres humanos.
Estudios recientes han revelado que 269.000 toneladas de residuos de plástico flotan en la actualidad en los océanos. Las piezas grandes pueden asfixiar a animales como las focas, y las pequeñas son ingeridas por los peces y escalan por toda la cadena alimenticia hasta los humanos. Esto es peligroso, debido a los elementos químicos que contienen los plásticos, así como a las sustancias contaminantes que atraen cuando se encuentran ya flotando en el ecosistema marino. Los microplásticos constituyen una pequeña, aunque significativa, parte del problema global, y los activistas sostienen que son los residuos más fáciles de prevenir.
La preocupación generalizada sobre el impacto de los microplásticos en el medio ambiente ha llevado al Gobierno británico a actuar. Prometió por primera vez prohibirlos en septiembre de 2016, después de una medida semejante que entró en vigor en Estados Unidos en 2015, pero la norma no ha visto la luz hasta ahora.